Los de este 4 de mayo no eran unas comicios más. No lo eran por infinidad de motivos, desde el contexto de pandemia hasta la celebración en un día laborable, pasando por su extrapolación a clave nacional y, como no, la brutal polarización que ha habido durante toda la campaña.
Se esperaba, por tanto, que la jornada electoral fuera histórica… y así lo ha sido. Los madrileños han acudido en masa a las urnas, votando un 76,25% del censo, el dato más alto de la historia electoral de la comunidad autónoma. Las colas que se veían desde primera hora de la mañana en los colegios electorales ya lo dejaban entrever.
Fotos: Madrid es Noticia – Diego Radamés
Los candidatos de las distintas formaciones políticas acudieron muy pronto a sus centros de votación, así como las caras más visibles de cada partido. El más madrugador fue el cabeza de lista por Ciudadanos, Edmundo Bal, quien depositó su papeleta poco después de las diez. Hubo que esperar sin embargo hasta casi el mediodía para ver al que, en ese momento, era el principal aspirante para disputarle la presidencia a Isabel Díaz Ayuso, el socialista Ángel Gabilondo.
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A las 13 horas, comparecencia del consejero de Justicia, Interior y Víctimas de la Comunidad de Madrid, Enrique López, y la directora general de Medios de Comunicación, Sandra Fernández, en IFEMA, para dar los primeros datos de participación, que confirmaban lo que era un hecho: la gente estaba votando en masa. También estuvo presente Sophia, un robot ‘humanoide’ que se encargó de informar sobre los datos de los comicios.
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Una de las cosas que más se temían, dada la intensidad de la campaña, es que se pudieran producir altercados en los centros de votación. Por suerte, los madrileños dieron una lección de civismo y, salvo un incidente aislado protagonizado por activistas de Femen en el Colegio al que debía acudir la candidata de Vox, Rocío Monasterio, no hubo que reseñar nadan más.
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El ritmo de votación cogió velocidad de crucero por la tarde y todos los lugares habilitados para ello siguieron registrando colas hasta su cierre. Eso sí, siempre con estrictas medidas de seguridad y con los electores muy concienciados sobre la necesidad de no bajar la guardia ante la pandemia, tampoco en una ocasión como ésta.
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Con el inicio del recuento y los primeros sondeos a pie de urna, se empezó a barruntar lo que ya arrojaban todos los sondeos: una victoria incontestable del Partido Popular. Génova se llenaba, poco a poco, de simpatizantes de Ayuso.
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Y ya con la noche encima y a pocas horas del toque de queda, la explosión. Isabel Díaz Ayuso no solo seguiría dos años más al frente del Gobierno regional, sino que conseguiría más votos que la suma de todos los partidos de izquierda, dependiendo por tanto de una abstención de Vox para salir elegida. Tras muchos años de resultados agridulces, el Partido Popular volvía a sonreír de verdad.
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