Decimos balas, pero también han sido navajas. Y cartas amenazantes. Y, seguramente, más cosas que nos hemos perdido porque los receptores no han querido sacarlo a la luz. Pero el significado es el mismo: señalar al que piensa distinto, sea del partido que sea. Algo que pensábamos había quedado atrás hace mucho tiempo, pero que ha vuelto a la más triste actualidad, dentro de una campaña extremadamente polarizada.
Los primeros políticos que tuvieron que enfrentarse a uno de esos macabros paquetes fueron el candidato de Unidas Podemos a la Asamblea de Madrid Pablo Iglesias, y los responsables del Ministerio del Interior y la Guardia Civil, cuyo remitente aún no ha sido identificado.
Pues bien, en la noche de este martes 2 balas han sido interceptadas en las oficinas de Correos en un sobre dirigido a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y cuatro en otro para la Dirección General de la Guardia Civil.
Esta carta fue interceptada en una sucursal de San Cugat del Vallés (Barcelona) y comunicado por Interior a la política popular, aunque la investigación la llevan a cabo los Mossos d’Esquadra.
La política popular ha intentado mandar un mensaje de tranquilidad afirmando que, ante los violentos, hay que actuar con serenidad y desprecio, sin darles importancia y el protagonismo que reclaman con esas amenazas.
Poco después de ello, fuentes del Ministerio del Interior informaron de que Correos había detectado otro envío similar en el Centro de Tratamiento Automatizado de Correos en Vallecas. En este caso, el sobre contenía cuatro proyectiles y el destinatario era la Dirección General de la Guardia Civil, donde ya se había recibido una carta de este tipo, dirigida a su directora general, María Gámez.
Condena unánime
La respuesta no se ha hecho esperar, produciéndose una unánime condena por parte del Gobierno, partidos políticos y el resto de candidatos a las elecciones madrileñas del 4M.
Esta muestra de unanimidad en la condena por los nuevos envíos se ha producido el mismo día en que varios de los mismos partidos mantuvieron diversos enfrentamientos en relación con las cartas amenazantes.
En el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, Ciudadanos y Vox abandonaron el pleno antes de la votación de una moción de urgencia presentada por el PSOE para condenar las cartas porque el partido socialista y Más Madrid no habían apoyado otras dos iniciativas relacionadas con violencia a políticos: el mitin de Vox de Vallecas y el «escrache» a la vicealcandesa Begoña Villacís cuando estaba embarazada en las elecciones de 2019.
No es sin embargo, momento para divisiones. Se nos ha llenado demasiado la boca con la palabra «fascismo«, y corremos el riesgo de no saber identificarlo cuando lo tenemos delante. Pero esto, aunque anónimo, lo es.