Naturaleza, historia, cultura, silencio y tranquilidad son algunas características de los encantadores pueblos que se encuentran desperdigados por la región de Madrid. Pero también ofrecen bulliciosas terrazas, excelente gastronomía y fotografías para enmarcar en nuestra memoria.
Desde la vida más rural, en la Sierra del Rincón, estos pueblos nos permiten hacer un recorrido por todas las culturas que los han habitado; celtíberos, romanos, visigodos, musulmanes y cristianos han dejado su impronta en lo que hoy consideramos nuestra casa.
El verano y el buen ritmo de la vacunación nos permite redescubrir nuestra Comunidad para comprobar que no hace falta ir lejos para hacer turismo de calidad y descubrir que, aquí, hay mucho más de lo que pensamos.
La Acebeda, el gran desconocido
Muy cerca de la Sierra del Rincón, un lugar maravilloso para perderse en la naturaleza, se encuentra La Acebeda, cuya población no llega a los 100 habitantes y es uno de los pueblos más desconocidos de Madrid.
En esta localidad predominan los prados y pastizales, así como los terrenos poblados de pinos, fresnos y robles. Todo su territorio está cruzado por arroyos y uno de ellos, el llamado De la Dehesa, atraviesa el pueblo y mana en una fuente continua, adosada a la fachada de la Iglesia.
Es una visita obligada el Santuario de la Fuente del Saz, una pequeña gruta artificial con una imagen de la Virgen en su interior; la iglesia barroca de San Sebastián, de mampostería combinada con hiladas de ladrillo y esquinas reforzadas con sillares; la Casa de la Peña, la primera que se erigió en La Acebeda y realizada en piedra, madera y barro; y la Fragua, que cuenta en su interior con el horno, el fuelle y el yunque del herrero.
Talamanca de Jarama, pueblo medieval y baluarte del cine
A las orillas del río Jarama y a tan solo 45 kilómetros de Madrid, se encuentra Talamanca de Jarama, un pueblo medieval que bien merece una visita. A causa de las distintas civilizaciones que habitaron esta localidad, Talamanca está repleto de restos históricos de distintas épocas.
Su puente romano, ubicado a medio kilómetro de la zona urbana en el parque de La Chopera, es su principal cita turística y además, está considerado Bien de Interés Cultural. El Ábside de los Milagros o Morabito, como se conoce popularmente en el pueblo, es un resto de una iglesia románico-mudéjar situado en plena Plaza Mayor.
Además, podemos pasear por la localidad y descubrir los restos de la muralla (de la que se desconoce el origen); la Iglesia de San Juan Bautista y la Cartuja del siglo XVII, escenario habitual de rodaje de películas. Por ahí, han pasado estrellas como Marlon Brando o Sigourney Weaver y se han rodado series como Águila Roja o El Ministerio del tiempo. Además, este pueblo cuenta con un festival de cine.
Torrelaguna, lugar de nacimiento del Cardenal Cisneros
Al nordeste de Madrid, a unos 60 kilómetros de la ciudad encontramos la villa de Torrelaguna, que sigue conservando su estructura medieval y su casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural. Es el lugar de nacimiento del Cardenal Cisneros, fundador de la Universidad de Alcalá de Henares.
Su edificio más destacable es la iglesia de Santa María Magdalena, que data del siglo XV y es un ejemplo perfecto del gótico madrileño. Su interior, de planta basilical, tiene cinco capillas laterales con impresionantes retablos barrocos. En el retablo mayor tiene un Cristo que el papa Alejandro VI regaló a los Reyes Católicos.
En la misma plaza Mayor se encuentra el Ayuntamiento, fundado a principios del siglo XVI por el Cardenal Cisneros como almacén de grano. Además de este edificio y de colaborar en la construcción de la iglesia, Cisneros también fundó un hospital, un convento e impulsó la canalización del agua, por lo que en el centro de la plaza tiene una cruz de piedra en su honor.
Nuevo Baztán, historia del desarrollo industrial del siglo XVIII
De entre los pueblos cercanos a la capital, que tienen historia, no todos están vinculados al período medieval. Algunos de ellos, tienen la raíz de su riqueza histórica y su memoria en el desarrollo industrial que nació en el siglo XVIII. Uno de estos pueblos es Nuevo Baztán, un ejemplo perfecto que se fundó como poblado para trabajadores de una fábrica de vidrios.
Este pintoresco pueblo debe su encanto a variados motivos. El primero de ellos es su trazado de nueva planta u ortogonal, un modelo de urbanismo en el que las calles adquieren forma de cuadrícula, una idea que tomaron de los pueblos de la colonización. Lo más peculiar es que las viviendas que componen estas calles se realizaron en estilo churrigueresco.
Real Cortijo de San Isidro
Aunque todos conocemos la magnificencia de Aranjuez, no es tan conocida esta pequeña joya situada en sus inmediaciones, el Real Cortijo de San Isidro. Un maravilloso pueblo de características singulares, que en realidad es una pedanía esta ciudad madrileña.
Se trata de una antigua aldea reconquistada en el siglo XII denominada Villafranca, sin duda, te encantará. Hoy la conocemos como el Real Cortijo, cuyo nombre proviene de mediados del siglo XVIII como un experimento agroindustrial durante el reinado de Carlos III y que servía de productos agrícolas de gran calidad.
Después de sufrir momento complicados para su población, como el desinterés de Carlos IV por sus tierras o durante el proceso de desamortización, hoy el Real Cortijo de San Isidro es un pequeño pueblo del sur de Madrid que muestra un trazado urbano peculiar. Está conformado con un conjunto pentagonal, con hermosos jardines a la entrada y resaltando los edificios de mayor interés de la pedanía se encuentra la Capilla de San Isidro en el centro, de estilo neoclásico, así como la Casa Grande, parte del Lagar y su Bodega subterránea.
Villa del Prado, importante enclave durante la Reconquista
Villa del Prado es un precioso pueblo localizado en el sudoeste de la región que hace frontera con Toledo. Precisamente, esa ubicación hizo que se convirtiera en un enclave referente durante la Reconquista. Aunque los catálogos turísticos hablan de la antigua fortaleza árabe, su principal atractivo reside en sus tierras fértiles, que llevaron al municipio a su desarrollo y auge durante los siglos XVII y XVIII.
Este desarrollo dejó patente un importante legado patrimonial que hoy en día se puede conocer y que lo convierte en un pueblo con mucho encanto y perfecto para las visitas durante el puente y la Semana Santa.
Muy cerca se encuentra el pueblo abandonado de El Alamín, que con poco más de sesenta años de existencia ha conocido el sinsabor de la derrota frente a la despoblación.
Rascafría, enclave natural y testigo de la historia
El pueblo de Rascafría está situado a 80 kilómetros de Madrid en pleno Valle del Lozoya. Sus alrededores están repletos de preciosos lugares que visitar, como la Laguna Grande de Peñalara, el área recreativa las Presillas, con piscinas naturales muy populares en verano, la Ruta de las Cascadas del Purgatorio o el Bosque de Finlandia.
Además, las visitas guiadas que ofrece el municipio, pueden incluir el Monasterio de Santa María de El Paular, habitado por los monjes benedictinos, lo que le añade un encanto muy especial. Después de ver el Monasterio, y tan sólo cruzando la carretera, se puede visitar este denominado Bosque de Finlandia, cuyo nombre proviene de su parecido con los de tierras escandinavas.
Es necesario cruzar el Puente del Perdón, que cruza el río Lozoya, y a mano izquierda se encuentra una puerta de hierro. Siguiendo el sendero se llega a un idílico lago con su embarcadero de madera.
Patones de Arriba, la arquitectura de los “Pueblos Negros”
Este pueblo es uno de los más bonitos de Madrid, por sus características casas de pizarra, que recuerdan a los pueblos de Arquitectura negra tan típicos del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara. Se accede por una estrecha carretera que sube hasta el pueblo, al que no se puede acceder en coche, con lo que hay que aparcarlo antes de su entrada.
Es un lugar lleno de encanto y que está prácticamente deshabitado y dedicado al turismo, con multitud de las casas antiguas reconvertidas en hostales y restaurantes. Sus callecitas empedradas y las flores en sus ventanas lo convierten en un lugar idílico, declarado Bien de Interés Cultural en 1.999.
En la parte baja del pueblo se puede visitar la zona del río, con su fuente, el antiguo lavadero y el puente. En la parte alta hay cochiqueras y bodegas construidas con piedra caliza y pizarra. Es muy interesante también la visita al Ecomuseo de la Pizarra y, su elemento patrimonial principal es la Iglesia de San José. Una antigua hermita cuyo origen se remonta al siglo XVIII, que hoy hace las funciones de oficina de turismo. Merece la pena visitar su antigua capilla y subir a lo alto de la torre, desde donde se tienen unas vistas magníficas de la localidad y su entorno.
San Martín de Valdeiglesias
Anexo a la frontera con Ávila, San Martín de Valdeiglesias es una magnífica opción de escapada de fin de semana. Su principal atractivo es la historia, con el Castillo de la Coracera, que es testigo de ella, pero, además, allí se reúnen la animación, la gastronomía y el paisaje, en un entorno privilegiado para los ojos de cualquiera.
El cercano Embalse de San Juan está reconocido como la playa de Madrid y, además del baño, para el que quizá sea un poco pronto, permite practicar deportes náuticos como el wakesurf o el esquí acuático. San Martín también nos ofrece el Bosque Encantado, un jardín botánico de fantasía, que ha logrado gran fama en los últimos años a ser una visita ideal para hacer con los niños.
Cadalso de los Vidrios, enclave de la industria vidriera
El origen de su nombre viene marcado por la loma o “cadalso” donde se encuentra situado. La otra parte se la debe a la industria vidriera que tuvo singular importancia en la localidad desde el siglo XV hasta mediados del siglo XX.
Era un punto defensivo destacado que permitía vigilar cómodamente los alrededores y por esa razón, fue poblado en la época de los celtíberos, pasando posteriormente a manos romanas, musulmanas y finalmente cristianas a partir de 1082, año en el que la Reconquista llegó a este lugar.
En la visita, podremos disfrutar del maravilloso Palacio de Villena, erigido en el siglo XV para servir de lugar de recreo y descanso y declarado Bien de Interés Cultural. De estilo renacentista, está construido con sillería y dispone de unos amplios jardines del siglo XVI, que cuentan con un estanque de piedra. Frente al palacio se puede observar la Fuente de los Álamos y también se pueden visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y la Casa de los Salvajes. Además, la localidad dispone de dos necrópolis, la visigótica y la musulmana.