El Teatro María Guerrero acoge una nueva obra de teatro de la mano de los directores Nao Albet y Marcel Borràs, los llamados «enfants terribles». Bajo el nombre ‘Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach’ presentan «una obra que cuestiona los límites del teatro como experimento de ficción» y como homenaje al teatro.
En este sentido, esta obra cuenta la historia de dos jóvenes dramaturgos de suburbio que reciben su primer gran encargo: estrenar un espectáculo en el Centro Dramático Nacional de Boris Kaczynski. El único requisito que el magnate les impone es el de escribir una obra sobre un atraco a un banco. Todo cambia cuando deciden mandarle el texto a Maria Kapravof, la estandarte de un novedoso movimiento artístico llamado (re)productivismo, que fascinada por la historia que han escrito, les anima a representarla.
Según ha explicado en la presentación Alfredo Sanzol, director del Centro Dramático Nacional, «es un espectáculo que pone en cuestión temas como qué significa la cultura en el momento actual, qué significan las formas teatrales». Se trata de un trabajo en el que se hace «un análisis profundo y hecho con mucha parodia, sátira y humor. Creo que es una fiesta de teatro por todo lo que desarrolla», adelanta Sanzol.
Por su parte, los directores de esta original y trepidante obra, Nao Albet y Marcel Borràs, cuentan que han tratado de experimentar con todas las herramientas que tiene el teatro, «estamos abiertos a todo, en esta obra hay muchos géneros, mucha diversidad, porque es donde estamos más a gusto», dicen estos directores quienes destacan que en la obra también hay vídeos y música en directo.
Gran variedad de personajes
Se trata de una pieza teatral que cuenta con más de cincuenta personajes interpretados por Alina Furman, Carlos Blanco, Eva Llorach, Francesca Piñón y Vito Sanz, además de Escolar y los directores y guionistas Albet y Borràs.
En el caso de la intérprete Irene Escolar, su papel ha exigido que la actriz tenga que aprender el idioma ruso para completar el personaje, lo cual asegura que ha sido «una experiencia difícil, estimulante y divertida». Pues para ella, trabajar con «enfants terribles», le ha dado la oportunidad de interpretar a personajes poco habituales que habitan en un universo que no tendría lugar en el realismo.
Por su parte, Albet ha reconocido el gran esfuerzo del elenco diciendo que «estamos muy contentos con el elenco, hacen un trabajo brutal de memorizar una media de seis personajes con sus respectivos cambios de ropa». Por esta razón, los guionistas califican la obra como una «experiencia colectiva».