Sr. Director,
Creía que la pandemia que llevamos sufriendo 10 meses nos había traído mejoras en el ámbito social y laboral. En el ámbito social considero que a la gran mayoría ha modificado la escala de valores, haciendo valorar mucho más a las personas y al tiempo de calidad con los seres queridos, mientras que nos ha hecho apreciar mucho más la salud frente a las cosas materiales. En el ámbito laboral creía que había hecho ver a las empresas que otra forma de trabajo es posible, que el dar facilidades a los empleados para ejercer su trabajo acaba recompensando enormemente a los empleadores, que las personas son si cabe más eficientes cuando tienen flexibilidad durante su jornada laboral. Pero, lamentablemente, hoy ha llegado a mis oídos una información sobre Iberdrola, empresa española que se vanagloria de ser ejemplo en la flexibilidad laboral para permitir mayor conciliación familiar, que ha hecho que todas mis creencias se desmoronen.
El pasado fin de semana cayó, como bien sabe el público, una nevada sin precedentes en Madrid que ha llevado a crear una limitación de movilidad en toda la ciudad, así como a la cancelación de clases en colegios durante toda esta semana. Esto ha conllevado que aquellos trabajadores que son padres de niños en edad escolar se vuelvan a ver abocados a hacer malabarismos para conciliar vida laboral y familiar. Iberdrola ha ido informando día a día a sus empleados de Madrid (con correos electrónicos enviados por la tarde) sobre la posibilidad de trabajar desde casa debido a las condiciones adversas de las vías de comunicación y las limitaciones existentes en el transporte público. Es por ello por lo que la mayor parte de sus empleados han estado trabajando desde casa de lunes a miércoles sin mayor perjuicio para la empresa que tener sus oficinas vacías, pero demostrando que la capacidad de trabajo remoto existe y es viable. Hoy, miércoles 13 de enero, la empresa ha mandado a los empleados un correo electrónico diciéndoles que, debido a las mejoras tanto climatológicas como de transporte público y privado, se retoma la política habitual de trabajo presencial en la oficina.
Y, digo yo, ¿toda esta situación de pandemia que estamos viviendo no nos está enseñando a tratar y cuidar mejor a los empleados para evitar que éstos incurran en peligros innecesarios (resbalones en el hielo existente en las aceras, potenciales accidentes de tráfico, bloqueos en tramos en los que el hielo impida progresar al vehículo privado…)? ¿No se tiene en cuenta que aquellos empleados que sean padres de niños en edad escolar tienen otro papelón que añadir a la ya complicada situación actual? ¿Fomentamos el movimiento de personas cuando tanto la pandemia como la administración local están llamando a la sociedad a sólo moverse por cuestiones de extrema necesidad? Creo que volvemos a la casilla de salida.
Sinceramente, creo que Iberdrola debería reflexionar y aplicar la máxima de su Presidente: “No piensen, ejecuten”. Que su departamento de Recursos Humanos se dedique a dejar de pensar de manera anticuada y se dediquen a ejecutar una modernización de la manera de trabajo. Para ello no tienen que pensar, sólo tienen que mirar lo que realizan muchas empresas similares y ejecutar (copiar) lo mismo en sus carnes.
Por Endika Chalote