El tradicional Belén acuático en el tanque de tiburones ha dado el pistoletazo de salida a las actividades navideñas en el Zoo Aquarium de Madrid, que este año incluye también, y por primera vez, el Zoo de Sananda, la hembra de rinoceronte indio.
Durante 30 minutos, el equipo de acuaristas del Zoo de Madrid ha llevado a cabo su inmersión a una profundidad de cuatro metros, enfundados en trajes de neopreno, rodeados de tiburones grises, toro, nodriza y otras especies marinas, para instalar las 5 figuras de metacrilato que integran el Nacimiento y los Reyes Magos.
Zoo Aquarium reivindica pequeños gestos para cuidar los océanos
Al finalizar la instalación, la pareja de buceadores ha sumergido también una bolsa de plástico con una mascarilla y guantes «recordando la importancia de actuar con pequeños gestos para mantener limpios y sanos los mares y océanos, especialmente en este año de pandemia», destaca el Zoo en una nota.
Al año mueren 300.000 cetáceos a causa de la interacción pesquera
Más de 300.000 pequeños cetáceos mueren cada año a causa de la interacción pesquera, la contaminación por plásticos y otras causas relacionadas directamente con el hombre como la contaminación acústica.
Sananda, la rinoceronte india
Otra de las novedades de estas fiestas en el Zoo es la llegada de una hembra de rinoceronte indio de tres años, procedente de Francia (Zoo Beauval), llamada Sananda que formará parte del Programa de Especies Amenazadas europeo. Actualmente, hay un total de 79 ejemplares en instituciones zoológicas europeas y tan solo 3.588 ejemplares en Asia, su lugar de origen.
El estado de conservación del rinoceronte indio, según la lista roja de especies amenazadas, es Vulnerable siendo la principal causa de su desaparición la pérdida de hábitat y la caza ilegal para traficar con su cuerno en la medicina tradicional asiática.
Además, estas fechas navideñas son especialmente bienvenidas en el Zoo por quienes disfrutan con la llegada del invierno, como el panda gigante, los takines del Himalaya, el panda rojo, los osos pardos o los lobos grises, que son algunos de esos habitantes que se pueden observar a lo largo de las 22 hectáreas del zoo madrileño.