La mayoría de las familias que residen en el asentamiento ilegal levantado junto al río Guadarrama en Navalcarnero han abandonado la zona ante el temor a una posible venganza tras la pedida de mano que acabó en una reyerta y con el atropello mortal de una pareja.
En la noche del pasado domingo se celebró una fiesta de pedida en El Álamo entre dos clanes familias, unos provenientes de los barrios madrileños de Vallecas y Moratalaz y otros del asentamiento de Navalcarnero.
La celebración acabó en una reyerta, con un primer atropello con al menos tres heridos y posteriormente, ya en la madrugada del lunes, un arrollamiento que se saldó con dos víctimas mortales y dejó grave en el hospital a una joven de 18 años.
Un día después del hallazgo de los cadáveres de Peque, de 28 años, y Jessie, de 27, una pareja de Vallecas que acudió como invitada a la fiesta, las familias del asentamiento de Navalcarnero comenzaron a abandonarlo, han informado a Efe fuentes cercanas al caso. En algunos casos para desplazarse fuera de la Comunidad de Madrid ante los miedos a una posible venganza.
Mientras la vigilancia en la zona se ha reforzado, incluida la entrada al asentamiento, donde hay varias patrullas de la Guardia Civil que custodian el lugar para evitar posibles altercados.
También varios efectivos de seguridad vigilan el pueblo de El Álamo, donde se originó el enfrentamiento, y los investigadores tratan de encontrar a los responsables del atropello, ya que de momento no hay detenidos ni identificados.
Tras el suceso, el Ayuntamiento de El Álamo expresó «su malestar por la inacción de las administraciones competentes, al respecto de la situación ilegal del citado asentamiento».
Además el próximo 10 de agosto se celebrará una Junta de Seguridad Local urgente entre el Consistorio y la Delegación del Gobierno para analizar la gravedad de los hechos y las medidas a acomete.