Esta semana se han cumplido dos años de la segunda moción de censura contra el Partido Popular la cual llevo a Pedro Sánchez a la Moncloa, y que era la cuarta moción de censura en democracia. Desde entonces la política nacional ha dado un vuelco.
Hoy tras la crisis sanitaria del COVID19 hablamos de una “nueva normalidad”. Entonces ya el presiente del Gobierno hablaba de la “normalidad democrática”, pero desde entonces nuestro país ha estado muy lejos de esa normalidad que nos han vendido el líder el PSOE.
Recordemos que los españoles votamos 4 veces en 4 años (eso sin contar las autonómicas y municipales), porque tras las elecciones del mes de abril, que no lograron un Gobierno de la Nación, volvimos en noviembre a las urnas.
Desde entonces, como dice la canción de Presuntos Implicados “Como hemos cambiado”. En esa campaña electoral todos recordamos como Sánchez repetía que no pactaría con Podemos porque él “no dormiría por la noche, junto con el 95% del país que tampoco se sentirían tranquilos” y que meses después ese partido tiene el control de la Vicepresidencia, algunos ministerios y hasta del CNI, por lo que nuestro presidente ya sabía que dormiría mal. De ahí el cambio de colchón en la Moncloa.
Un presidente que antes de serlo hizo célebre la frase de “no, es no” cuando se les ofreció una coalición para lograr la estabilidad del país, y ahora se ha convertido en el gobierno de “no, es puede”, y no solo por incorporar en su gobierno a la izquierda radical con la que como he dicho antes no dormiría, sino porque cada día nos despertamos con un pacto nuevo. Pactan con los independentistas para lograr el sillón, también pactan con Ciudadanos el estado de alarma y ese mismo día lo hacen con los herederos de ETA (EH BILDU), ocultándoselo a los anteriores. Vamos de pacto en pacto y tiro por que me toca, sin importar quienes son, ni las consecuencias, lo único que importa es no perder la Moncloa.
Hoy, dos años después, vemos como seguimos con unos presupuestos prorrogados (herencia del partido al que se le hizo la moción de censura y que no deben ser tan malos cuando no los cambian9. Nos enfrentamos a la mayor crisis sanitaria que recordamos, y que ya se está convirtiendo en una gran crisis económica: con miles de ciudadanos en el paro, sumidos en ERTES, la deuda publica aumentando… Todo ello lo que hará es hipotecar el futuro de los jóvenes mucho más de lo que nos ocurrió en el año 2008 con Zapatero, porque aquella no tuvo una paralización del país, como si la hemos tenido en este confinamiento.
Ante esto, ¿qué nos ofrece el Gobierno de nuestro país? Pues aún no lo sabemos, pero lo que si sabemos es que “no hay Plan B”, y que la izquierda lo único que quiere es derogar la reforma laboral que creó 3 millones de empleos y que ampara los ERTES para 4 millones de familias que, aunque esperemos que no sea así, pueden pasar a convertirse en parados con una mala gestión por parte del gobierno.
En definitiva: No hay plan para la economía, no hay plan para la educación, no hay plan para el turismo, no hay plan para el campo, no hay plan para el sector cultural ¡No hay plan B!, ¡Pero por desgracia para los españoles tampoco hay plan A!.