Dice nuestro diccionario de la lengua castellana, que llorar es: Derramar lágrimas en señal de dolor, tristeza, alegría o necesidad.
Pues bien, en estos dificilísimos días que estamos todos los españoles pasando, “tenemos derecho a llorar”.
Tenemos derecho a llorar de emoción cuando vemos a un anciano salir vivo y victorioso de un hospital tras haber estado semanas en una UCI.
Tenemos derecho a llorar por la admiración que nos generan los miles de sanitarios, policías, empleados de comercios, militares, voluntarios o todos aquellos que están ayudando a salir a todos de esta situación. Tenemos derecho a llorar al ver el encuentro de un familiar, alejado por cualquier circunstancia, de los suyos.
Tenemos derecho a llorar al ver cómo las buenas personas con un sincero sentimiento altruista, donan, ayudan, acompañan o dan esperanza a los que lo necesitan.
Nos podrán confiscar, expropiar o limitar muchas cosas, pero lo que no me quitará nadie ni a mí, ni a vosotros, es el derecho a llorar; por la muerte de un familiar, un amigo, un vecino o por cualquier persona que haya muerto por este virus y también por la irresponsabilidad de algunos.
Y de lo que tengo claro, es que no ha habido, ni habrá en la historia de la humanidad, ningún régimen o gobierno por muy intolerante, coercitivo y manipulador que haya existido o exista, que pueda privar a los seres humanos, de guardar nuestro luto y llorar, sí llorar, para expresar nuestro dolor y pena.
Nos podrán gobernar, tutelar, “pastorear” o dirigir, pero nunca nos podrán hacer, que dejemos de ser seres humanos.
Por eso solo ruego, de verdad solo eso, respeto a los fallecidos y sus familias, porque no son números; son personas que tenían sus proyectos de vida, su presente y su futuro, sus familias y sus amigos; y todo, todo esto se ha desvanecido ante nosotros en pocos días.
Descansen en Paz.