Se dice que las naciones que no conocen su historia están condenadas a repetirla y esto es muy cierto.
Desde el final de la Guerra Civil española y principalmente desde el año 1959 con el Plan de Estabilización, la percepción de los españoles desde el punto de vista económico, político y social, que la tendencia siempre “era positiva y que siempre íbamos a mejor”.
Con el esfuerzo de todos los españoles y la entrada de nuestro país en la CEE en 1986, nuestra sociedad y economía creció hasta convertir a España en unos de los países más fuertes de Europa y del Mundo.
Este ciclo virtuoso se terminó con la crisis económica de 2008, que obligó no solo a reducir las prestaciones en el Estado del Bienestar que este país fue desarrollando desde los años 60 del siglo XX, sino también al fin de un modelo de partidos políticos (bipartidismo) con la atomización del parlamento y la formación de gobiernos más inestables y vulnerables sin mayoría y la dependencia de acuerdos de gobierno.
Pues sí, en estos momentos tan duros en los que vivimos, con el dolor de la muerte de más de 20.000 compatriotas, y el tsunami económico que se avecina y que ya podemos sentir y percibir, podemos sacar una importante conclusión.
Éramos felices y no lo sabíamos. Éramos felices y no lo sabíamos porque podíamos hacer un proyecto vital para construir nuestra vida. Podíamos trabajar, buscar un trabajo, montar una empresa o un negocio. Podíamos salir a pasear, quedar con amigos, salir a bailar, hacer deporte o ver a nuestro equipo de fútbol en el estadio e incluso reenviar un mensaje a cinco amigos a la vez, y así miles de cosas más a las que nunca les dimos la menor importancia. Creo que a partir de ahora o lo haremos de otra manera o nunca volverán a producirse.
Las preguntas que nos surgen son: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿No era posible haber visto la “tormenta”? ¿Por qué no lo hicimos antes?
Y todo esto, cuando uno ve lo que pasa y cómo evoluciona la pandemia en Alemania, Eslovenia, Portugal y otros países de Europa y del Mundo se hace la siguiente pregunta; ¿Pero nosotros no éramos….?
Si éramos “felices” y no lo sabíamos.