El Ayuntamiento de Madrid ha desvelado recientemente la propuesta de renovación de la Puerta del Sol, que convertirá el “Kilómetro Cero” de las carreteras españolas en un área peatonal. Este plan, que data de 2014 pero ha sido rescatado ahora, tiene como objetivo devolver al emblemático lugar esa aura de “lugar de encuentro”, que había perdido en los últimos años. Como dijo en la presentación el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida, en un “ágora” ordenado y luminoso.
Será el enésimo lavado de cara de uno de los lugares más fotografiados de la capital (y de España), que a lo largo de las décadas ha experimentado pequeñas y grandes transformaciones. Ésta es la historia de uno de los tesoros de nuestra ciudad.
Sus orígenes se remontan al siglo XV, cuando la villa del Manzanares todavía se encontraba rodeada por una muralla. La Puerta del Sol se encontraba en uno de los accesos de la urbe y en ella se erigían algunos de los arrabales medievales que crecían extramuros. Al estar orientada hacia el levante, el Sol era uno de los elementos principales de esta puerta, de ahí la figura del astro rey que figuraba en su cabecera y el nombre que la ha acompañado hasta la actualidad.
No tenía, por lo tanto, unas funciones de Plaza como tal, si bien ya entonces servía de punto de reunión para los habitantes de la época. Sería a mediados del siglo XVIII, con la construcción de la Casa de Correos (desde donde cada año despedimos el año), cuando empezó a parecerse a lo que es hoy en día.
Y es que ese inmueble jugaría (y lo sigue haciendo) un papel determinante en la fisonomía de la Puerta del Sol, ya que la decisión en 1847 de ubicar el Ministerio de Gobernación en el edificio llevó al derribo de varias construcciones de la zona con el objetivo de destacar y asegurar la Casa. A partir de ahí, ya con la forma semicircular, se empezaron a construir más edificios de viviendas, con fachadas uniformes, dibujando un espacio mucho más atractivo.
Los más entrados en años se acordarán y otros lo hemos visto en fotos, pero la imagen de la Puerta del Sol con bulevares para distribuir el tráfico. Se incorporaron en 1959, obra del arquitecto Manuel Herrero Palacios, y así permaneció la plaza durante varias décadas hasta la última gran remodelación, que tuvo lugar a principios del actual siglo.
Entre 2004 y 2009 se llevaron a cabo las obras de construcción del intercambiador de transportes, que dieron lugar al paisaje actual (¿quién no se ha hecho una foto en el iglú?) y a la estación más grande del mundo.
Y ahora, otra vez, la estatua del Oso y el Madroño y el cartel del Tío Pepe asistirán desde sus privilegiadas posiciones a un nuevo cambio en la emblemática plaza madrileña, que estará listo para 2021. De lo que estamos seguros es de que no será el último.