Los políticos volvemos a estar situados entre los primeros y más graves problemas que los españoles tienen. La política vuelve a agitar el sentimiento de indignación y malestar de muchos ciudadanos. Mientras, el tic tac de la mentira compulsiva acapara la acción de un Gobierno radical que está más preocupado por “tapar” y “ocultar” sus actuaciones que por gobernar.
Y esto es muy serio y es preocupante.
Sin duda, esta situación es la consecuencia de una historia que empezó mal desde el principio.
Pedro Sánchez llegó al Gobierno haciendo uso “político e indebido” de una sentencia judicial que no era firme y que ha sido descalificada por la misma Audiencia Nacional en los argumentos que el mismo Sánchez exhibió para “censurar” a Mariano Rajoy.
Es decir, nos encontramos que el acceso a la Moncloa por parte del radical socialista Sánchez se fundamentó en una mentira. Una censura Fake. Una moción que necesitó la música bien orquestada de algún representante del poder judicial que compusiese la melodía perfecta para que Pedro alcanzase el poder. Si luego se sabía la verdad, no pasaría nada, “tendremos el poder” (podría ser una frase de cualquiera de los beneficiados y con bastante razón, lamentablemente).
A partir de aquél fatídico momento, ¿qué pasó cuando la Audiencia Nacional, en Pleno, afirmó que el Juez amigo de esta izquierda no debería haber utilizado cuestiones sobre el PP que no estaban juzgadas? ¿Qué pasó cuando la AN afirmó rotundamente que la imparcialidad de ese Juez, reitero, amigo del Gobierno de Sánchez, estaba comprometida? ¿Qué pasó?
Nada. En nuestro país la mentira no se castiga. Y cuando un político miente sin pudor y algunos medios de comunicación (amigos) callan, los cargos de su partido callan, los socios callan y la justicia calla. Algo va mal. E incentiva a que ese gobernante siga mintiendo.
Y así es. ¿A quién sorprende? A mí, no.
Podría escribir sobre el escandaloso caso Delcygate. Podría denunciar lo que el PP lleva denunciando semanas, podría volver a insistir como hice en sede parlamentaria sobre las consecuencias en Europa que puede tener esta falta de respeto por parte de Pedro Sánchez a la legalidad y legitimidad de la UE. Podría hacer todo esto, pero desde el PP lo estamos haciendo día a día en defensa de los españoles.
Así que, me quedo con otra reflexión. ¿La mentira es gratis en España?
Un político tiene que ser ejemplar. Debemos ser ejemplares. Y la mentira debe ser causa de dimisión. Faltar a la verdad es faltar al respeto al cargo que cada uno ostentamos. ¿Cómo va a ser creíble un político que miente? Pues no lo es y de ahí que perdamos la confianza de los españoles.
Además usan instrumentos judiciales para acabar con el adversario político y en muchas ocasiones quienes hacen uso de esos instrumentos, mienten descaradamente y no pasa nada.
Defiendo firmemente que la regeneración pasa por admitir que si un político miente ante un hecho público. Debería dimitir. Debería abandonar la vida pública. Sin dilación. Y con el apoyo de todos los medios de comunicación para que así fuese. Sin partidismos, ni amiguismos ni “ismo” ninguno.
Hasta que no seamos capaces de entender que lo que se espera de nosotros es sinceridad, transparencia y regeneración. Va a ser muy complicado recuperar la confianza de los españoles en la política.
Mientras, yo seguiré defendiendo que otra forma de hacer política es necesaria y saludable para todos.