La precariedad en el ámbito laboral y la dificultad para acceder a la vivienda son las principales causas de que un 80,4 % de los madrileños menores de treinta años todavía no se haya emancipado, según un informe presentado la semana pasada por CCOO.
Este estudio sobre las condiciones de vida y laborales de la juventud madrileña revela que varios indicadores no sólo no han recuperado los niveles previos a la crisis, sino que incluso han empeorado con respecto a 2014, cuando, por ejemplo, los jóvenes no emancipados representaban el 76,8 % del total.
CCOO denuncia que la realidad laboral de los jóvenes está marcada por la precariedad: de los contratos realizados en 2019 a personas de entre 16 y 29 años, sólo el 13,7 % eran indefinidos, mientras que el 86,3 % eran temporales, y de ellos el 40 % tenía una duración inferior a un mes.
A consecuencia de ello, en 2019 los jóvenes necesitaron firmar una media de 5,5 contratos temporales para poder trabajar durante todo el año; en 2008, el promedio era de 3,4.
En la actualidad, el 46 % de los menores de 30 años tiene un contrato temporal. Y entre el conjunto de los trabajadores, indefinidos o no, el 30 % tiene jornada a tiempo parcial, un porcentaje que asciende al 34,3 % en el caso de las mujeres.
En lo que al desempleo se refiere, el número de parados de entre 16 y 34 años se ha reducido (de 177.800 en 2008 a 135.000 en 2019), pero este descenso ha acompañado al de la población activa (de 1.378.200 a 937.000 en el mismo período), y la tasa de paro, de hecho, ha crecido, pasando de 12,9 % al 14,5 %.
Todas estas circunstancias se traducen en una merma en los ingresos: si en 2008 había en Madrid un salario medio de 12.871 euros para los menores de 25 años y de 21.885 euros para los que tienen entre 25 y 34 años, en 2017 este era, respectivamente, de 12.219 euros (un 5,07 % menos) y de 21.085 euros (un 3,8 % menos).
En ambos casos existe una pronunciada brecha de género: las mujeres menores de 25 euros cobran de media 3.012 euros menos que los hombres (10.638 frente a 13.650), y las de entre 25 y 34 años, 3.230 euros menos (19.360 y 22.590, respectivamente).
Según los últimos datos de la Encuesta sobre Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE), aplicando el indicador Arope, que es el índice de referencia en la UE, el 27,6 % de los jóvenes menores de 30 años serían pobres.
Al mismo tiempo, en 2019 el coste medio del alquiler de vivienda libre se situó, según el informe de CCOO, en 1.180 euros, y alquilar una habitación costaría 425 euros mensuales, por lo que un joven menor de 30 años debería dedicar a la vivienda el 110 % de sus ingresos para vivir solo y en torno al 40 % para compartir vivienda.
Por otro lado, los jóvenes madrileños han aumentado su nivel máximo de estudios, pero también han aumentado los que sólo tienen estudios primarios o no tienen estudios (de 11.680 a 47.203, un 32 % más), y casi el 35 % de ellos tiene como máximo la Educación Secundaria Obligatoria.
CCOO denuncia la «segregación» educativa que observa en la Comunidad de Madrid: el precio del crédito universitario se ha incrementado entre un 28 % y un 38 % desde 2013, y las familias madrileñas son las que más gastan en la educación de sus hijos, un 57 % más que la media nacional.
Un ejemplo de la fractura entre el norte y el sur de la región está en el fracaso escolar, que según el sindicato «puede alcanzar el 32 %» en algunos municipios del sureste, mientras que en el noroeste «no supera el 6 %».
«Se está dando muy pocas posibilidades a los jóvenes que vienen de una situación de pobreza para salir de esa situación», ha apuntado el secretario general de CCOO Madrid, Jaime Cedrún, quien ha aprovechado para exigir la eliminación de las «fórmulas de explotación precaria» como el «uso fraudulento de contratos de formación» o la proliferación de falsos autónomos.
Cedrún también ha pedido un esfuerzo coordinado de las administraciones para «limitar el precio del alquiler» y «poner mercado todas las viviendas vacías», así como establecer «una tarifa única» de transporte público para toda la Comunidad, para no penalizar en exceso a quienes tengan que irse a vivir a la periferia.
Por último, ha recordado que Madrid, como el resto de España, vive una situación «muy grave» desde el punto de vista demográfico, con cada vez menos jóvenes, y ha apuntado que la inmigración, tanto foránea como de otras regiones españolas, «está salvando» a la Comunidad.