Madrid, en la Odisea Climática

Para Madrid, la COP25 no sólo ha sido una nueva oportunidad para demostrar nuestro buen hacer como destino de congresos de primer nivel, sino también para reivindicar nuestra posición como región sostenible.

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Cumbre del Clima
Foto: EFE

La lengua española ha adoptado el término odisea como cualquier viaje largo y azaroso; lleno de aventuras tanto adversas como favorables. Una denominación que viene muy a cuento en el caso del desafío climático, una travesía en la que se suceden avatares de todo signo, como la COP25 celebrada recientemente en Madrid. Una reunión que debió celebrarse en Chile y que se ha desplazado medio mundo para mantenerse en condiciones de seguridad y certidumbre, pese a los esfuerzos (frustrados) de algunos por reproducir en España el caos que impidió la cumbre en su emplazamiento original.

Madrid ha sido, durante dos semanas, punto de encuentro internacional para acordar las medidas que se deberán adoptar en materia de cambio climático. Y, para Madrid, la COP25 no sólo ha sido una nueva oportunidad para demostrar nuestro buen hacer como destino de congresos de primer nivel, sino también para reivindicar nuestra posición como región sostenible. Madrid es desde hace muchos años una región europea de cabecera en estrategias de lucha contra el cambio climático y uso sostenible de los recursos, con una trayectoria que muchas veces se pretende ocultar… pero debemos aspirar a más: es preciso que nuestra posición se refuerce, incorporando el talento innovador generado en nuestros centros universitarios y de investigación, y que, por supuesto, involucre plenamente a nuestro tejido empresarial.

Tenemos las mejores condiciones para generar crecimiento verde; para conjugar el futuro desarrollo económico y social con un consumo de recursos más respetuoso con nuestro entorno. Y ése es el camino por el que podremos lograr, junto al resto de las regiones, que Europa se convierta en el primer continente en alcanzar la neutralidad en emisiones -objetivo histórico marcado por la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

El cumplimiento de cualquiera de los objetivos que compartimos es inviable si no implicamos a todos los sectores junto a todos los gobiernos. Y no se puede entender a quienes desatan su ira contra las empresas, de cuya mano debe venir gran parte de la solución, salvo que, en el fondo, se trate de instrumentalizar una preocupación cierta y grave para seducir a los más jóvenes con las ideas más viejas y fracasadas. Los gobiernos deberán, como Ulises, pedir que se les ate fuerte al mástil de la sensatez frente a los cantos de sirena de los que, tras pancartas que culpan al capitalismo de todos los males, ocultan las ideologías más criminales -también en lo ambiental- del siglo XX.

En la cita de la COP25, Madrid y su gobierno regional, con Isabel Díaz Ayuso a la cabeza, han demostrado conciencia y compromiso. Pero, además, han demostrado que afrontan el reto del crecimiento sostenible como una oportunidad y no como un pretexto para el retorno a políticas felizmente superadas bajo la amenaza de catástrofe. Madrid ha sido puerto seguro en este viaje; una travesía en la que, como reza la Odisea -con mayúsculas- “usaremos nuestro ingenio para encontrar una salida y hacer de lo que era un peligro algo que rememorar”.

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