Hace ya más de 10 años, en el año 2008 se aprobó la Directiva 2008/98/CE, que obliga a los estados miembros de la Unión Europea a reducir paulatinamente el depósito de residuos municipales en vertedero, con horizontes muy cercanos: en 2025 el 55% de los residuos municipales deben ser reciclados o reutilizados, en 2030 el 60% y en 2035 el 65%. Sin embargo, en España tenemos un gran problema: hoy sólo llegamos a un 33% y la progresión es mínima. En mayo de 2018, 10 años después de la primera directiva, se publicaron 4 directivas, denominadas “Paquete de Economía Circular”, dando un plazo de 2 años a los estados miembros para trasponerlas. No se ha hecho aún. Aun siendo la Comunidad de Madrid pionera en reciclaje, debemos ponernos todos a trabajar duramente para llegar a los niveles exigidos por Europa, desde el ciudadano de a pie, las empresas públicas y privadas, instituciones públicas, es decir, todos. Me escandaliza ver como desde los sectores de la izquierda se debate sobre la emergencia y crisis climática, calentamiento global, etc. y la realidad es que tenemos un Gobierno en funciones del PSOE de Sánchez no ha traspuesto ninguna de estas cuatro directivas hasta la fecha.
En los municipios de la Comunidad de Madrid, en el día a día de cada domicilio y familia, encontramos contenedores de vidrio, de cartón y papel, residuos orgánicos y residuos de envases. Pero lo cierto es que en las comunidades de propietarios sólo se ven únicamente contenedores de orgánicos y de envases, encontrándose los de vidrio, cartones y papel más alejados de los domicilios. Además, los ciclos de recogida de residuo orgánico suelen ser diarios en los municipios de Madrid pero los de envases tienen un ciclo de recogida de varios días. La explicación es porque los residuos orgánicos se descomponen rápidamente y su ciclo de recogida debe ser más frecuente. Sin embargo, debemos entender que los envases tienen un mayor volumen que los residuos orgánicos que se producen a diario y es raro que en un domicilio familiar no se duplique el número de bolsas de basura de envases respecto a las de residuo orgánico. Por ello, muchas veces se mezclan los residuos orgánicos con los de envases, pues el vecino que baja la basura por la noche separando residuos orgánicos y de envases los deja en el mismo contenedor pues no tiene espacio en su vivienda para acumular tanto residuo. Es por ello que los ciudadanos debemos concienciarnos del reciclaje en nuestras casas, aunque también ayudaría si se aumentase la frecuencia de recogida de residuos de envases para evitar estas mezclas que no provocan más que la imposibilidad de reciclar y cerrar el ciclo que nos exige Europa.
Lo mismo ocurre cuando se realizan obras de nueva construcción o de reformas. En dichas obras deberían existir contenedores de residuos inertes (tierras y demoliciones), contenedores de maderas, metálicos y de residuos peligrosos. Sin embargo, la realidad es que sólo en las obras de nueva construcción y la obra pública existe esta diversidad de separación de residuos lo que ayuda enormemente al reciclaje y recuperación de materiales. Pero hay muchas obras de reformas de viviendas donde es habitual ver un único contenedor en el que muchas veces se mezclan residuos de demolición, metálicos, maderas y peligrosos, lo que hace muy difícil su reciclaje por el coste de separación de residuos. Por ello, se debe ser más exigente desde los ayuntamientos en la concesión de las licencias de obras o reformas para vigilar que exista de facto una separación real del residuo que favorezca su reciclaje.
Es por ello, que desde la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid se va a trabajar en gran medida en la sostenibilidad y combatir el cambio climático para la reducción de emisiones trabajando por una verdadera economía circular que no es más que reducir los residuos porque vuelven a utilizarse y no a abandonarse en los vertederos que, hoy por hoy, se encuentran muy saturados. La plantación de cientos de miles de árboles que están previstos en los próximos 4 años son una clara garantía de la reducción de la huella de carbono. Actualmente, desde el Canal de Isabel II, se trabaja a pasos acelerados para favorecer la economía circular con los residuos originados en el proceso de depuración de las aguas residuales. Canal está realizando una gran gestión y reutilización de los residuos del tipo lodos que provienen de la línea de fangos de la depuración de las aguas y que se tratan en las instalaciones de Loeches o del secado térmico de la EDAR Sur. También la futura implantación de un proyecto pionero ya trabajado en la innovadora empresa pública de aguas de Madrid es una realidad. Se trata del tratamiento y reutilización de gravas y arenas que provienen del pretratamiento de las aguas residuales: del pozo de gruesos y desarenadores principalmente. Estos áridos que se encuentran mezclados con otros residuos también aprovechables hoy suponen una gran oportunidad para su reutilización en obras propias de Canal de Isabel II siempre que se traten adecuadamente para su uso en obra civil, como por ejemplo en los rellenos de las zanjas de las obras de renovación de red, cerrando de esta forma el ciclo de la economía circular, convirtiendo un residuo en un material aprovechable . También se está trabajando en fomentar la cogeneración del biogas de la digestión de los fangos de la depuración de aguas residuales, generando miles de kilovatios eléctricos aprovechables y energía térmica que favorece el proceso de tratamiento de los lodos de la depuración. Sostenbilidad y lucha contra el cambio climático es también aprovechar la energía eléctrica generada no sólo en saltos hidráulicos de las presas, sino también aprovechar la energía del agua con microturbinas instaladas en muchos puntos de los cientos de kilómetros de las redes de agua a presión aprovechables del Canal de Isabel II o las turbinas de biogas instaladas también en la digestión de fangos. O incluso el plan de aprovechamiento de la energía solar en muchísimas instalaciones del propio Canal de Isabel II es hoy una realidad para lograr llegar a objetivos mayores del 80% de autoconsumo de las instalaciones, hoy del 55%.
Una mejor gestión de residuos además de mejorar el medio ambiente, crea empleo y mejora la competitividad. No debemos desaprovechar esta oportunidad ante un más que probable escenario de ralentización económica generada por un Gobierno central del PSOE, incapaz de gobernar pero si capaz de llevarnos a lo más profundo de una crisis, no haciendo nada y quedarnos en el 33% de reciclaje o reutilización actual. También, en una región como la Comunidad de Madrid debemos exigirnos más aunque vayamos en el buen camino y, por ello, debemos favorecer la coordinación y la planificación estratégica: con los ayuntamientos y Mancomunidades de vertederos, hoy muy saturados en nuestra comunidad y, lo más importante, una mayor transparencia y datos veraces y accesibles al ciudadano sobre la gestión integral de residuos. El esfuerzo en la mejora del medio ambiente es necesario y rentable y mejora nuestra calidad de vida y la de las futuras generaciones.