Este viernes 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos, una de las festividades más importantes en el calendario cristiano.
Esta celebración religiosa está plagada de costumbres arraigadas, pero la más tradicional es, sin duda, las visitas a los cementerios.
En Madrid es Noticia os llevamos de recorrido por algunos de los principales cementerios de Madrid, hablando de su historia, curiosidades y otros datos de interés.
Cementerio de Mingorrubio
El Pardo. Cementerio de Mingorrubio. Es el destino en el que descansan (desde hace unos días) los restos de Francisco Franco tras exhumarlos del Valle de los Caídos. Uno de los camposantos municipales más pequeños de Madrid, circunscrito al municipio de la capital y apenas visitado, según cuentan sus propios trabajadores. Allí, muy cercano a la entrada, se sitúa el panteón de la familia Franco. Un gran panteón de granito con techado de pizarra que se asemeja a cualquier ermita de cualquier pueblo de cualquier municipio de nuestro país. Coronado por una campana y con una reja ornamental que cubre toda la puerta, el panteón guarda los restos de la que fuera esposa de Franco, Carmen Polo.
Cementerio de la Almudena
A trompicones. Así llegó a ser el cementerio más grande de Madrid, Cementerio de la Almudena, y uno de los camposantos más grande de Europa Occidental. De hecho, técnicamente la ciudad de Madrid tiene más muertos que vivos: alrededor de cinco millones de difuntos descansan en la Necrópolis del Este. (Entre cuerpos, cenizas y reducciones). Inaugurado en 1925, comenzó a utilizarse como lugar de descanso eterno en 1884 cuando una terrible epidemia de cólera asoló la capital del reino. El niño Pedro Regalado Olmos fue quien llegó al conocido entonces como Cementerio de Epidemias con las prisas del contagio pisando los talones a una sociedad, la madrileña, que todavía no tenía muy clara la necesidad de sacar a los difuntos de las iglesias. Curioso que la propia iglesia ya hubiera asumido este cambio de rumbo y hubiera hecho construir en Madrid los llamados cementerios Sacramentales, bajo el amparo de las diferentes Archicofradías de la ciudad.
El proyecto original del cementerio de La Almudena no tiene mucho qué ver con el que hoy día podemos visitar. El proyecto ganador original de Fernando Arbós y José Urioste derivó finalmente -por la falta de inversión y el paso del tiempo- en el trabajo del arquitecto municipal Francisco García Nava. La entrada del cementerio es uno de sus elementos más importantes, conocida como “Los Propíleos”, una doble arquería flanqueada a cada lado por dos edificios que recordaría al monumental cementerio de la ciudad italiana de Milán.
Cementerio Civil de Madrid
El cementerio civil de Madrid guarda historias de las vidas, guarda letras, guarda recuerdos de la guerra. Guarda secretos. Como su primera moradora, Maravilla Leal. Una joven de apenas 20 años cuyo relato cuenta que se suicidó en septiembre 1884 y entonces el rey Alfonso XII fue al entierro y entonces dignificó el cementerio civil y entonces bla, bla, bla. El relato se repite hasta la saciedad. Hasta este año. Paloma Contreras de “Entre Piedras y Cipreses” nos abrió los ojos: en hemeroteca no se recoge ese hecho sino la muerte de una niña protestante. Claro que ni suicidas ni protestantes podían ser enterrados en terreno sagrado. Y el Rey… Andaba por Aranjuez, según la prensa cuando enterraron a la joven. Por cierto, un año antes, en 1883 ya una Real Orden dispuso la necesidad de que los grandes núcleos urbanos tuvieran un cementerio civil junto al católico. Madrid, por lo visto, no había tenido la necesidad imperiosa de abrirlo hasta la muerte de Maravilla.
Sea como fuere, el cementerio civil es un lugar en el que conocer la historia de buena parte del siglo XX. Personajes del ámbito progresista e intelectual del siglo XX y simbología claramente masona -columnas partidas, escuadras y cartabones entrelazados- junto con políticos del ámbito de la izquierda nacional conforman el mapa de un cementerio en el que hay uno de los epitafios con más peso que uno pueda leer: Nada hay después de la muerte.
Cementerio Sacramental de San Isidro
El Cementerio Sacramental de San Isidro es el cementerio vivo más antiguo de Madrid. Vivo porque se entierra en él cada día y se siguen vendiendo unidades de enterramiento. Data del año 1811 y aunque antes que él, Madrid tuvo dos camposantos, se desmantelaron para dar paso a las casas de los vivos.
Su patio cuarto, el de la Purísima Concepción -el cementerio tiene nueve patios- es un jardín romántico proyectado por el arquitecto Enríquez Ferrer en el que hay obras arquitectónicas de Antonio Palacios, Enrique Repullés y Vargas o Fort y Guyenet, entre otros grandes del siglo XIX. Más rico en arquitectura que en escultura, tiene joyas también de esta disciplina de grandes como Ricardo Bellver- quien también descansa en este patio-, Agustín Querol o Mariano Benlliure. Sin olvidar, por supuesto, el majestuoso Ángel de la Familia de la Gándara, una escultura exponente del arte funerario más espectacular obra de Giulio Monteverde.