La pancarta de la discordia. Es verdad, es una definición un poco cutre de lo sucedido ayer a las puertas del ayuntamiento de Madrid entre Ortega Smith, dirigente de VOX, y el alcalde de la capital, el popular Martínez-Almeida. Pero es que en realidad es complicado definir el momento que se vivió y que tuvo como protagonistas a los líderes de dos partidos que no sólo han unido sinergias en varios consistorios y asambleas regionales (en Madrid y en la Comunidad de Madrid sin ir más lejos), sino que parecen destinados a sumar en una hipotética victoria de ‘las derechas’ en las elecciones generales de noviembre.
La foto (y el sonrojante vídeo completo) ya la ha visto todo el mundo y no necesita muchas explicaciones. Pese a haber anunciado la jornada previa que no se presentarían al minuto de silencio convocado en memoria de la última víctima de la violencia machista en Madrid frente al Palacio de Cibeles, los concejales de la formación de extrema derecha sí decidieron pasarse al final, y no precisamente para guardar silencio. Tal y como han venido haciendo en otros actos de este tipo en otras localidades, aparecieron con una lona sobre la que estaba plasmado el mensaje de que ‘la violencia no tiene género. Contra todo tipo de violencia intrafamiliar’.
Este ha sido (y seguirá siendo) uno de los mantras de los ‘verdes’ durante toda su campaña, compartido como no por muchos de sus votantes. Lo que difícilmente aceptarán son las formas utilizadas para difundirlo, mucho más cercanas a los CDR que a las de una formación que dice quiere recuperar los valores tradicionales. Da igual que se tenga razón o no, es inconcebible que cuatro concejales electos boicoteen un acto institucional en el que el objetivo es unir fuerzas contra la lacra de la violencia machista, la cual, como le recordó el propio Almeida a Smith mientras le afeaba su decisión, representan un 20% de las muertes violentas en Madrid.
Ya no es sólo una torpeza jugar al escondite con aquellos a los que estás apoyando en varios gobiernos, lo es mucho más el hecho de exponerse públicamente de esta manera cuando estamos a las puertas de unas nuevas elecciones generales y las encuestas ven un más que probable desplome de VOX. De materializarse esa pérdida de diputados, se deberá precisamente a cosas como éstas, a tratar de imponer ideales por encima del sentido común. No ha pasado tanto tiempo desde la irrupción de VOX como fenómeno de masas a escala nacional, pero ha sido suficiente para que su desgaste haya sido brutal. Debido, en la mayor parte de los casos, a tiros propios en el pie, siendo esta discusión entre Smith y Martínez-Almeida el enésimo ejemplo de ello.
Es imposible saber si a nivel municipal les pasará factura, ya que se da por hecho que no habrá cambio en el consistorio hasta dentro de cuatro años, pero el termómetro que medirá sus actos está a la vuelta de la esquina, y será en todo el país. Veremos entonces si el electorado castiga estos arranques de populismo y deja claro que no todas las formas de hacer política son tolerables. Eso sí, de algo podemos estar seguros: si no lo hace, tenemos un problema. Y no lo arreglaremos con pancartas.