Si algo caracteriza a la fiesta madrileña de San Isidro Labrador, aparte de los chulapos y las chulapas, son su dulce por excelencia: las rosquillas.
Las rosquillas de la abuela, así se suelen conocer, son el postre más típico en la festividad del 15 de mayo (también en Semana Santa). Su receta tradicional es a base de anís, sin embargo, con el paso de los años se han ido realizando mezclas que han dado lugar a nuevas formas de comer las rosquillas. Entre ellas, las formas saludables son las más destacadas.
A pocos días de que comience la feria más importante de la capital, os contamos estas originales y saludables recetas.
-Rosquillas al horno
Para los apasionados del sabor tradicional de las rosquillas, esos que no quieren renunciar a ellas, pero que están con la operación bikini a tope, el horno será su mejor aliado para superar San Isidro. El truco está en únicamente la sartén por el horno, los ingredientes serán los mismos de siempre: aceite de girasol, azúcar integral, leche, una cucharada de anís, otra de levadura, harina integral y ralladura de limón. En vez de rosquillas fritas son rosquillas horneadas.
-Rosquillas con almendras
Con almendra molida, ralladura de limón, azúcar, harina, leche fría y aceite de girasol se hacen las rosquillas con almendras. Crujientes por fuera y blanditas por dentro, además de sabrosas, ese es su resultado. Será todo un acierto para aquellos que estén aburridos del sabor tradicional de las rosquillas.
-Rosquillas de avena y arándanos
Para los más innovadores
y saludables os traemos rosquillas de avena y arándanos. A los ingredientes
habituales se añaden: copos de avena, canela, margarina vegetal, vainilla y
arándanos. Es aconsejable sustituir la leche y el azúcar normal por leche
vegetal y azúcar mascabado.
-Rosquillas de chocolate y mascarpone
La mezcla
madrileña e italiana no puede hacer otra cosa que triunfar. Una receta algo más
elaborada que la típica de Madrid y que rompe todas las reglas saludables.
Cacao en polvo, queso de mascarpone, azúcar glass y nutella son los aliados a
los ingredientes de siempre.
La clave está en cortar por la mitad la rosquilla cuando ya está fría, añadir una capa de nutella y otra de mascarpone, volver a cubrirla con la otra mitad y espolvorear con azúcar glass. También se puede echar el chocolate por encima y que quede como última capa De cualquier de estas dos maneras ¡están para chuparse los dedos!