A Isabel Serra, esa niña bien que encabeza una de las listas de la izquierda radical en Madrid, no le gusta que Amancio Ortega haya donado 320 millones de euros a la sanidad madrileña para luchar contra el cáncer. Ortega quiere que se compren máquinas para mejorar la detección precoz de esa terrible enfermedad y eso no le ha parecido bien.
Loable acción, sin embargo.
Porque, de entrada, ya ha detectado, precozmente, a un sin fin de gilipollas.
Dicen estos podemitas españoles, con aires de jemeres rojos, que sería preferible que Ortega pagase más impuestos en lugar de donar y hacen las cuentas del Gran Capitán…
Y es que esto de la legalidad está reñida con su ideología…
¿Dónde está el problema, Isa? ¿Estáis diciendo, acaso, que Amancio es un defraudador?
Si es así, deberíais denunciarlo. Si no, estáis difamándole.
Amancio Ortega tiene 171.839 empleados y CERO denuncias de empleados por no pagar la Seguridad social y CERO denuncias de empleados por pagar en negro.
Pablo Echenique, por ejemplo, con solo un empleado ha tenido una denuncia de ese empleado por no pagar la Seguridad social y otra denuncia por pagar en negro…
Aunque yo creo que el problema no es tanto quién dona sino a qué o a quién dona.
¿Se armaría el mismo revuelo si esos 360 kilos Amancio los hubiera destinado a construir un albergue para subsaharianos en Melilla, por ejemplo?
No se deben donar recursos contra el cáncer pero sí a movimientos feministas o que promuevan la inmigración irregular.
Esta izquierda radical es terrible.
A la filantropía la llaman ‘caridad’. Al altruismo lo llaman ‘limosna’. A la beneficencia, ‘propina’.
Pero a subir impuestos a las clases medias lo llaman ‘justicia social’ (Gracias Toni Cantó)
¿Y no será todo esto, simplemente, resentimiento?
Seguro. Y yo no acabo de entender a qué viene tanto odio…