Llegaron los comicios, votamos los madrileños y, sin habernos recuperado aún completamente de las intensas semanas electorales que hemos vivido, se nos presenta ahora otro horizonte que ya no se basa en los sondeos, sino en las certezas. O no. Porque el maravilloso mundo de los pactos siempre nos deja reservada alguna sorpresa, y lo que damos por hecho hoy quizá quede anticuado mañana.
El caso es que tanto la Asamblea de Madrid como el ayuntamiento de la capital han quedado compuestos de tal forma que las posibles combinaciones de gobierno son casi infinitas. El sábado parecía que sólo había blanco o negro, o derecha (PP, Ciudadanos y VOX) o izquierda (PSOE, Más Madrid y Podemos). Sin embargo, sólo unas horas después de que las urnas hablaran, la escala de grises se ha desplegado en todo su esplendor. Desde ese llamamiento que está surgiendo en redes sociales que pide a Ciudadanos pactar con Más Madrid y PSOE para que Carmena siga en el Palacio de Cibeles, hasta el de una reproducción idéntica del “pacto a la andaluza”, con PP y Cs negociando a espaldas de VOX y contando con ellos sólo para conseguir formar gobierno, tanto a nivel municipal como autonómico.
Parece entonces que la formación naranja tiene la sartén por el mango y, de momento no ha cerrado la puerta a nadie, si bien buscarán en primer lugar los acuerdos con los populares. Aunque no debemos olvidar que en esa ecuación faltaría una incógnita, de color verde, con la que Aguado ya ha afirmado que no va a contar para ningún tipo de pacto. Así que hoy nadie puede dar por descontado que el ejecutivo que administre la región esté compuesto por estos tres partidos. Igual que tampoco nadie puede dar por descontado que Martínez-Almeida y Díaz Ayuso serán alcalde de Madrid y presidenta de la Comunidad respectivamente, ya que José Manuel Villegas, secretario general de Cs, ha asegurado que van a intentar que esos puestos sean para Villacís y Aguado.
Todas estas elucubraciones pueden ser extrapolables a otras comunidades, municipios… e incluso para el Congreso de los Diputados, donde hasta que Pedro Sánchez no sea investido no dejaremos de caer en la tentación de dibujar en nuestra mente a Albert Rivera visitando al mencionado Sánchez en Moncloa en calidad de Vicepresidente. Aunque esto quizá sea dejar volar demasiado la imaginación.
Sea como fuere, si apasionante fue la campaña electoral, apasionante será la “post-campaña” o, lo que es lo mismo, el periodo en el cual los políticos tendrán que remangarse para ponerse a cumplir lo que han prometido y, por el bien de todos, trabajar para que los madrileños nos olvidemos de siglas y colores durante cuatro años.