Desde el año 2012, una estructura fantasma vigila desde un alto la zona norte de Madrid. En una parcela de 90.000 metros cuadrados vecina al Hospital Ramón y Cajal se levantó en 1961, concretamente en el número 67 de la avenida del Cardenal Herrera Oria, una mole de cemento que albergaría durante décadas una de las mayores industrias de nuestra ciudad.
Hablamos de la antigua fábrica de Clesa, un espacio paradigma de la arquitectura moderna ahora sin uso y en evidente estado de deterioro, pero que en un periodo de tiempo presumiblemente corto pasará, y no es una forma de hablar ni ironía, a mejor vida.
La semana pasada, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid aprobó la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para que el uso del suelo de toda la parcela (exactamente 88.702 metros cuadrados propiedad de Metrovacesa) deje de ser de uso industrial para pasar a terciario, permitiendo que los 37.928 metros que ocupa el edificio de la fábrica alcancen la protección de un nivel 3 y su cesión al Ayuntamiento de Madrid como suelo público.
De este modo, el objetivo, siempre en palabras del Consistorio, es convertir ‘la Clesa’ en el nuevo ‘Matadero Norte’ o, lo que es lo mismo, en un enorme espacio cultural que servirá para revitalizar, aún más tras la aprobación del proyecto de Madrid Nuevo Norte, esa área de la capital. Podría asimismo convertirse en patrimonio de la ciudad, ya que la Comisión para la Protección del Patrimonio Histórico Artístico y Natural (CPHAN) se pronunció a favor de esta consideración en el año 2015.
El uso será por lo tanto cultural, pero también científico, ya que el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento de Madrid, José Manuel Calvo, avanzó que parte del terreno se destinará para levantar una ‘Ciudad de la Medicina’ en la que los estudiantes del Ramón y Cajal podrán gozar de residencias, habilitándose también oficinas y pisos turísticos.
El plan prevé igualmente el ensanchamiento del apeadero de la estación de Cercanías de Ramón y Cajal y una pasarela que conectará el hospital con el futuro ‘Matadero Norte’. El propósito es que la modificación quede aprobada en el plazo de un año y que a lo largo de la próxima legislatura sea efectiva la transformación. Será por tanto el gobierno que salga tras las inminentes elecciones el que tenga la última palabra sobra la nueva vida de ‘la Clesa’.