El PSOE ha ganado las elecciones generales y necesitará a poco más que Podemos para gobernar España los próximos cuatro años. La fragmentación del voto de centro-derecha no ha tenido a nivel nacional el efecto andaluz y, a pesar de que en votos la suma de PSOE y Podemos (10.598.946) pierde frente a la de PP, Ciudadanos y Vox (11.169.796), en la traducción en escaños -lo que cuenta de verdad- gana el bloque de izquierdas: 158 frente a 147.
Pedro Sánchez podría formar Ejecutivo junto a Ciudadanos, pero Albert Rivera le censuró en campaña y los militantes del PSOE han censurado este pacto en Ferraz: «¡Con Rivera no!» han espetado al líder socialista en numerosas ocasiones durante su intervención de celebración de la victoria. Ni uno ni otro han descartado tal pacto, que se antoja imposible por intereses electorales internos, en las alocuciones a sus masas.
El tsunami en forma de debacle nacional del Partido Popular ha tenido su epicentro en la Comunidad de Madrid. Ciudadanos ha superado a los populares en la Comunidad de Madrid, donde han perdido más de la mitad de diputados (de 15 a 7) y de porcentaje de voto (del 38 al 18%). De repetirse los resultados el próximo 26 de mayo el PP perdería el Gobierno de la Comunidad y tendría que ser Isabel Díaz Ayuso la que apoyase la investidura de Ignacio Aguado. Si Vox se aviene como en Andalucía.
Y la izquierda más allá del PSOE se presentará dividida a sus electores para seguir gobernando en el Ayuntamiento de Madrid y poder hacerlo en Sol. Sufrirán, si no sucede algo extraordinario, el efecto Vox en el PP; resta por la división de un mismo electorado.
Queda tiempo para que todos los partidos reflexionen, especialmente el Partido Popular, y tengan en cuenta que los ciudadanos queremos propuestas concretas, en positivo, justas, posibles, consensuadas. Deben bajar al barrio.