La Calle del Barquillo es un calle del distrito Centro de la capital que discurre entre la calle de Alcalá y la de Fernando VI. Es una vía compleja y recargada de la historia de Madrid. Su personalidad ha ido mutando a lo largo del tiempo.
Su nombre proviene, según la tradición popular, del barquito que tenía la marquesa de Nieves en su finca para entretenerse. Esta se situaba en la parte alta de la calle. La finca fue sustituida posteriormente por el convento de las Salesas. Es curiosa que la ostentosa historia diera origen de denominación de la calle del Barquillo. No obstante, este no es el único relato curioso ligado a esta vía.
LA CASA DE TÓCAME ROQUE
La Calle del Barquillo es conocida principalmente por el refrán ‘Tócame Roque’. El dicho la casa de Tócame Roque está reconocido por la Real Academia Española como ‘aquella en la que reina la confusión y hay con frecuencia alborotos y riñas’.
Y es que en esta vía se ubicaba una humilde construcción al final de la Calle del Barquillo junto a la Calle Fernando VI. Fue un edificio comunal donde el bullicio y el follón eran constantes. Podría incluso decirse que era la más ruidosa de todo Madrid. Más de 70 familias vivían en la corrala. Por ello se puede entender que las discusiones y los alborotos fueran la orden del día.
Sin embargo, la discusión entre sus finas paredes que dio nombre a esta casa. Se convirtió en un dicho tiempo después fue entre dos hermanos, Juan y Roque. Se dice que la disputa familiar se debía a una herencia familiar que no especificaba que correspondía a cada uno. Los gritos entre uno y otro eran Tócame a mí, Juan y No, tócame a mí Roque. Fue con el nombre de Roque con el que se describió esta singular construcción.
El jaleo y revuelo del edificio, donde se situaba un herrería en su bajo, continuó hasta mitad del siglo XIX. Los vecinos fueron desalojados de sus casas por las autoridades y en septiembre de 1850 la alocalada corrala fue derribada.
PRESIDIARIOS
Otro edificio curioso era uno situada en la esquina con la calle Almirante, donde se situaba anteriormente el convento de San Vicente de Paúl. Así pues, en la calle del Barquillo se inauguró en el año 1845 un ‘Presidio Modelo’. Tenía un aforo aproximado de medio millar de presos procedentes de diversas cárceles.
Allí se pusieron en marcha diferentes talleres: tejidos, sastrería, zapatería, carpintería, ebanistería, herrería, fundición y otros muchos más. Dos años después de su inauguración, asistían unos 350 presidiarios y los talleres se redujeron a producir vestuario y utensilios.
ELEGANCIA CONTRAPUESTA
Los humildes edificios explicados contrastan con la elegancia del extremo que conecta la calle del Barquillo con la Calle de Alcalá. En ella se sitúa actualmente el Instituto Cervantes, aunque originariamente estaba el Banco Español del Río de la Plata.
El majestuoso edificio, que se construyó entre 1910 y 1918, es un legado de Antonio Palacio. Son sus cuatro cariátides que se sitúan como escoltas de la puerta, las que destacan y han obtenido numerosos elogios durante un siglo.
CALLE DEL SONIDO
No obstante, en definitiva, la calle del Barquillo se conoce sobre todo como la calle del Sonido, debido a los numerosos edificios relacionados con la música que se encuentran en la vía. En el número 27 se conserva el Teatro Infanta Isabel. Fue inaugurado en febrero de 1907.
Asimismo, estuvo en los número 5 y 7, el teatro Circo Paul que fue destruido en un incendio en 1888. También estuvo a partir de 1874 el teatro de los Jardines Orientales en el solar que fue jardín del antiguo convento de Santa Teresa, esquina con la calle de Fernando VI. Este teatro era uno de los más populares de verano de Madrid.
Estos importantes edificios, junto a las tiendas de música e instrumentos que recorren la calle, han dado la popularidad como la calle del Sonido a la calle del Barquillo.
Así pues, la calle del Barquillo ha reunido opuestos en sus construcciones. No puede decirse que sea una vía aburrida. Envidia de movimiento en sus aceras, por las que la historia de Madrid es constante.