Nadie echó de menos a Amanda durante cinco años. Los vecinos no se preocuparon y el portero de la finca en la que vivía seguía recogiendo su correspondencia. Una sobrina que vive en Israel preguntó por su tía a la Policía Nacional y cuando los agentes abrieron la puerta de su vivienda en el barrio madrileño de la Guindalera -distrito de Salamanca- se encontraron su cadáver momificado en el suelo de la cocina.
Según adelanta EL MUNDO, la Policía Nacional halló la semana pasada el cadáver momificado de una anciana de 83 años que según la autopsia falleció tras sufrir un ictus a principios de 2014.
Nadie la echó de menos ni preguntó por ella durante todo este tiempo hasta que una sobrina, que reside en Israel, avisó a la Policía preocupada porque hacía tiempo que no podía contactar con ella. Los agentes se personaron en la vivienda, sita en el número 31 de la calle Alonso Heredia y se encontraron con la puerta cerrada, llamaron a un cerrajero y encontraron el cadáver de la anciana momificado.
«Debía casi 3.000 euros en recibos mensuales de la comunidad y eso fue lo que más nos extrañó. Pero al final no se hizo nada y no se llamó a la Policía ni a nadie», afirma un vecino.