Madrid capital es una urbe de más de 600 km² y 3.200.000 habitantes. Es un inmenso territorio dividido en veintiún distritos, que a su vez se dividen en barrios. Son, precisamente los barrios, las piezas de este gran puzzle y que en ocasiones son tan difíciles de encajar.
Por supuesto, no todos los barrios han sido siempre tratados por igual. En materia de limpieza, de seguridad… Incluso algunos políticos (sin criterio y pasados de vuelta) han propuesto expulsar a los ‘sintecho’ de las zonas más turísticas para no dañar la imagen de Madrid.
Pero Madrid es mucho más que Los Austrias, Las Letras, Sol y Salamanca. Y que Huertas, Malasaña y La Latina (que dicho sea de paso, algunos de éstos no son los nombres oficiales de los barrios, pero no es el fondo de la cuestión). Madrid es mucho más que Madrid Central.
Los barrios y la gentrificación
Las cosas parecen estar cambiando, pero lentamente. El gobierno de Manuela Carmena tuvo la idea de luchar contra la ya famosa gentrificación. Es decir, evitar que Madrid se convierta en una atracción para los turistas.
Sin dar la espalda al turismo (ya sabemos que es el principal motor económico de este país), dotar de más vida a los barrios más alejados del centro o que menos protagonismo habían cobrado durante otros gobiernos.
Esa sensibilidad la puede tener alguien que viva en el centro de Madrid, no una alcaldesa que resida, por ejemplo, en Pozuelo de Alarcón.
Carnaval en La Prospe
Un claro ejemplo lo hemos vivido estos días en el Barrio de Prosperidad, en el que resido desde hace ya más de seis años.
El Ayuntamiento está ‘sacando’ las fiestas populares a diferentes barrios de la capital para darles visibilidad. Gente de otros distritos, incluso de fuera de Madrid, se acercaron el fin de semana a disfrutar de la gran fiesta familiar en el Parque de Berlín y en la Plaza de Prosperidad.
Un caso de éxito en el que los vecinos pudieron disfrutar de conciertos, un ‘gran’ desfile cultural (un poco soso), radio en directo, talleres (aunque el más interesante, el de defensa personal para mujeres, no fue organizado por el Ayuntamiento), foodtrucks, etc.
Sí, pero no…
La idea fue buena, la celebración también, pero conviene matizar dos temas.
El primero, una pijada. Las celebraciones del Carnaval de La Prospe no se celebraron en el Barrio de Prosperidad, sino en Ciudad Jardín. Pero los que vivimos aquí asumimos que son barrios hermanos englobados todos dentro de la denominación de La Prospe. Aceptamos pulpo como animal de compañía.
El segundo, feo y fuera de lugar. Nunca debió pasar. En este tipo de celebraciones familiares, festivas y tradicionales deberíamos dejar la política a un lado. Bastante tabarra vamos a sufrir estos meses preelectorales para andarnos con campañas en desfiles de Carnaval.
¿Qué hacía una carroza política en contra de un proyecto urbanístico en un desfile de Carnaval pagado con el dinero de todos? ¿Qué aportaba a los cientos de niños que esperaban con ilusión bailes, música y disfraces?
“Carnaval bendito, carnaval maldito. Carnaval te odio y te necesito” (Los Cobardes, Antonio Martínez Ares. Carnaval de Cádiz)