Pepu Hernández no habla. Dicen que está en tiempo muerto. Todo lo dice Pedro Sánchez. Y es que el ex entrenador se quedó de piedra cuando una exclusiva periodística de El Confidencial le dejó mirando a Burgos y aún no ha reaccionado.
Su nombramiento era la última ocurrencia de Sánchez y ha terminado siendo la última deposición de este presidente-pato (a cada paso, una cagada)
Y Pepu Hernández, que ya no era nadie, se ha derrumbado. Y ha pensado en dimitir. La política es de guarros dicen que dice.
Pero se mantendrá en pie (qué remedio) con cuatro personales pero no es eso, precisamente, lo que necesita el PSOE madrileño. Y menos que Sánchez le apoye por bemoles. Por sus bemoles. Pero este Presidente es así.
Tras hacerse público que Pepu posee una de esas sociedades mercantiles demonizadas por este moralista de los demás, el Presidente se niega a rectificar y la cosa se caerá por su propio peso.
Lo de Hernández que iba para maravillosa operación publicitaria no ha sido más que otra chapuza más de este infumable personaje…
La improvisación, la irresponsabilidad, la incompetencia y ahora la parcialidad de este pésimo-patético presidente, que se mueve por golpes espasmódicos efectistas, lo ha complicado todo.
Y, ante este panorama, ¿qué puede salirle mal al PSOE Madrileño?
