Pitingo regresa hasta el 1 de junio al Teatro de la Luz Philips de la Gran Vía para presentar su reciente nuevo álbum, ‘Mestizo y Fronterizo’.
Pitingo (Antonio Manuel Álvarez Vélez, Ayamonte, 1980) regresa este jueves al Teatro de la Luz Philips de la Gran Vía madrileña, que será su hogar durante seis únicas semanas hasta el próximo 1 de julio con la excusa de presentar su reciente nuevo álbum, Mestizo y Fronterizo (Warner Music, 2018).
«En directo presentaremos lo mismo del disco, con los 25 músicos en la Gran Vía. Con un coro de gospel brutal, una orquesta de cuerda, metales, por supuesto la parte flamenca y la parte pop. Gente de diferentes razas y culturas», destaca Pitingo en entrevista con Europa Press.
En esta línea, apostilla que «no es un concierto, sino un espectáculo», al tiempo que anima al público a acercarse para ver «algo diferente»: «Merece la pena para todos y para quien no haya visto nunca un coro gospel afroamericano unido con gitanos y gente de distintas razas».
Hilando esta presentación con su nuevo álbum, el ayamontino recalca que él es «mestizo por ser de madre gitana y de padre no gitano», así como «fronterizo por nacer en Ayamonte y ser criado entre Portugal y España».
«En el disco hablo de eso. Del mestizaje y la unión de las culturas, de la interculturalidad, de aceptarnos y aprender los unos de los otros», plantea, para luego agregar: «Lo más bonito del mundo es juntarse unos con otros, porque además es la única manera de aprender».
Por todo ello, aún recalca: «He aprendido mucho de todas las razas del mundo y de todas me quedo un poquito. De la que más orgulloso estoy es de mi propia cultura, pero de todas tengo un poquito. En el mestizaje está el avance y no nos podemos creer mejores que nadie».
«Es muy importante por ejemplo que los niños estén en los colegios con otros de otras razas. Cuando veo a esos padres que se quejan de eso no lo entiendo, no es una amenaza, lo más bonito del mundo es juntarse con gente de otras culturas», remarca.
SEGUIR SU PROPIO CAMINO
Llegados a este punto, denuncia Pitingo que estemos «en un momento en el que se habla de libertad pero a la vez hay una dictadura tremenda en cuanto a cómo tienen que ser o no las cosas en la sociedad». «Pero yo estoy en un momento de mi vida en el que quiero romper con todo eso y avanzar. No busco el éxito, sino aportar algo a la sociedad, por lo menos un buen mensaje», afirma.
Con este mensaje en favor de la diferencia también se reivindica a sí mismo el cantante en las letras de Mestizo y Fronterizo, donde se muestra convencido de seguir su camino digan lo que digan: «Gracias a Dios lleno en todos los lugares del mundo. Hago lo que me apetece y, como digo siempre, antes roto que doblado».
«Yo sigo mi camino aunque haya gente que me critique por hacer tal o cual versión. Pero esos que me critican pueden ser los mismos que luego piden libertad de expresión, gente que se lleva la contraria a sí misma y que está equivocada ante la vida completamente… ¡que cada uno haga lo que quiera», explica.
Acostumbrado como está a recibir críticas, apunta Pitingo que «detrás de un ordenador con un perfil falso es muy fácil ser valiente», al tiempo que señala: «Yo paso de todo eso, paso de las críticas, gracias a Dios ya me hice un escudo. Por eso canto ‘no hago caso a la gente y eso me hace ser diferente’. Seguiré así y gracias a eso he podido cantar con mucha gente importante».
Y aún añade: «Si tengo que poner en un lado de una balanza a esa parte de público, minoritaria, que hace mucho ruido y se mete conmigo, y en el otro lado lo que me ha pasado en la vida y poder cantar con tantísimos grandes, me olvido completamente de lo demás. No me importa. Que he cantando con Roger Waters, Sam Moore, Juan Gabriel o Alicia Keys, no sé».
Concluye sus reflexiones a este respecto Pitingo deslizando una sonrisa un tanto burlona y planteando que, en última instancia, «está bien que exista esa gente que habla mal de mi porque me nombran». «Y yo siempre digo lo mismo, que me encanta estar en las mentes de quienes me critican aunque yo no sepa quienes son ellos», remata entre risas, antes de aún apostillar: «Y respeto todas las opiniones, cuidado, de verdad, respeto todo».
DUETO CON SAM MOORE
En Mestizo y fronterizo hay temas inéditos y también versiones, como es costumbre, de otros tan populares como Imagine, Proud Mary o Georgia on my mind. La guinda la pone otra de Soul man, cantada a dúo con Sam Moore, icono del soul de 82 años del que Pitingo se declara fan incondicional. «Es un sueño cumplido y no buscado», indica.
Sobre esto, prosigue contando: «Llevo escuchando Sam & Dave desde que tenía doce o trece años. Fui a cantar a Miami en un homenaje a Juan Gabriel y en la primera fila estaban Lenny Kravitz, el productor Rudi Pérez, Christina Aguilera, Gloria Estefan y Sam Moore. Yo ni miraba la primera fila, miraba al infinito. En el camerino después escucho unos gritos por el pasillo que me llamaban y era Sam Moore, que me dijo que teníamos que grabar juntos».
Confiesa el artista que tras ese encuentro inesperado no pudo reprimir las lágrimas de la emoción, algo que se repitió semanas después en los estudios Criteria de Miami donde registraron su dueto: «Me puse de rodillas a llorar porque es un sueño absoluto. Sam es una leyenda viva del soul».
GRAN PÚBLICO
Con producción de José Manuel Gamboa, este nuevo álbum de Pitingo es, según sus palabras «una evolución muy conseguida». «Intento siempre mejorar. Por eso no me gusta ni escucharme ni me gusta verme, porque así ni avanzo ni aprendo. Yo grabo este disco, lo defiendo y lo canto en vivo, pero en mi casa no se escuchan mis discos. Yo escucho a los demás, los de siempre y los jóvenes que van saliendo para intentar aprender», subraya.
Y mientras escucha a los demás, ultima su regreso a la Gran Vía madrileña y mira ya hacia el futuro con una gira que pasará por Argentina, Miami, México, Puerto Rico, Estados Unidos, Europa, Japón… «Vamos a estar un poco liados», lanza entre carcajadas, aunque se pone serio súbitamente para confesar que cada vez le da «más pereza» separarse de su hijo.
«Prefiero las galas justas para vivir tranquilo. No soy ambicioso en el tema de ganar dinero, porque si fuera así me iba con una guitarra, dos palmeros y un cajón. Quiero hacer un espectáculo importante para el gran público, porque a mis actuaciones acuden familias enteras con padres, hijos, abuelos o bisabuelos, todas las generaciones».