El proyecto social y formativo del BBVA y los hermanos Roca, becarán a tres estudiantes de la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid. Los becados disfrutarán de cuatro meses de formación en El Celler.
Los aspirantes dieron muestra de sus capacidades en los fogones y salas del Hotel Villa Magna este lunes. José Martínez Ortiz (Villamayor de Santiago, Cuenca) y Adrián Hernández Bohórquez (Madrid) han sido los elegidos para disfrutar de una beca en las cocinas de El Celler. Por otro lado, la beca de servicios de restauración será para Ricardo Garrido García (Guadarrama, Madrid), que atenderá la sala del reconocido restaurante de Girona.
Madrid ha sido la quinta parada de esta gira que ya ha recorrido Galicia, País Vasco, Andalucia y Comunidad valenciana. En total visitarán siete comunidades otorgando un total de 21 becas. Aunque los embajadores de nuestra cocina también han recorrido ya 16 países en sus tres giras internacionales.
“Este viaje culinario nos permite aportar nuestro granito de arena en la formación de cientos de estudiantes de hostelería que sienten, como nosotros, que la cocina es su manera de expresarse, de ser” manifestó Josep Roca.
Innovación, creatividad y espíritu de superación son los pilares fundamentales donde se asienta este proyecto que se enmarca en tres ejes de actuación, el social, el gastronómico y las acciones formativas destinadas a empresarios locales.
Únicamente tres de los 17 candidatos han recibido esta beca de gastronómica del BBVA y tendrán la oportunidad de formarse en uno de los mejores restaurantes del mundo, dos lo harán en cocina y otro en sala con el equipo de Josep Roca.
«Desde BBVA estamos muy ilusionados en poder ayudar a cumplir el sueño de tres jóvenes que podrán estar en las cocinas de uno de los restaurantes más deseados del mundo durante cuatro meses y aprender de los mejores» destacó Juan Carlos Hidalgo, director de la Territorial Centro de BBVA.
Jordi, Josep y Joan diseñaron un menú para la ocasión realizando un homenaje a la gastronomía local. Tomando como base los platos y productos típicos de la zona, verduras, hortalizas y frutas de Aranjuez, carne de toro bravo de El Escorial y quesos de la sierra de Guadarrama fueron algunos de los ingredientes que emplearon con el objetivo de conectar con las emociones de los comensales.
Efervescencia de creatividad y una gran reivindicación aportando miradas muy distintas de la cocina más tradicional y también del sector vinícola, con mención especial a Juan Padilla que encontró en Villarobledo las tinajas más importantes que inundan el mundo.
EL MENÚ
El menú, un cocktail de aguardiente de fresas, aperitivo de bacalao, huevo y patatas, piel de sardina deshidratada, callos, guisantes en tofu al pesto, la espectacular ajada con helado de ajo blanco cómo elemento principal y puré de ajos negros y elaboraciones de queso manchego con azafrán.
Para los platos fuertes, reconvierten merluza en bacalao a través de un largo proceso de manipulación y cuya base será de pisto manchego y flores. El plato más tradicional de nuestra capital, el cocido madrileño, contiene una pelota de col con morcilla y trampantojo de garbanzos. Paletilla, cocido de cochinillo y rabo de toro de lidia son el resto de platos principales.
Dentro de los postres y con espectacular presentación, una esponja hecha de leche con espuma de limón y canela cubierto con violeta de merengue.