Se calcula que en Madrid hay cerca de 2.200.000 personas que se confiesan católicas, aplicando los datos que ofrece el CIS sobre confesión religiosa en 2014. Sería el 70% de la población, que en 2014 era de 3.150.000 personas. La población musulmana representa un 3%, según el Estudio Demográfico de la Población Musulmana elaborado por la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) y el Observatorio Andalusí serían 275.000 personas.
La partida presupuestaria destinada a la Semana Santa se ha reducido un 16%, una acción lógica en tiempos de austeridad, en los que la tasa de paro en la capital española es del 13%. Todos entendemos que haya que apretarse el cinturón. 178.000 € para la Semana Santa no le parecen mal a nadie. O al menos nadie se había quejado hasta se conoció que el Consistorio de Carmena destinará 150.000 € para la festividad del Ramadán en junio. Otros 150.000€ para el Año Nuevo Chino.
Cabe añadir que a priori Manuela, la ferviente defensora del laicismo en las instituciones, anunció que para Semana Santa se destinarían 150.000€ y que se paganizaría la celebración cristiana. Todo indica que Dios la vino a ver y optó, tras los nefastos resultados de las ideas renovadoras de su Concejal de Cultura, por dejar la fiesta en paz.
Todos somos conscientes de que el multiculturalismo en Madrid es un hecho y que para integrar a las minorías se necesitaba algún tipo de reconocimiento. Pero hombre, tan generoso, no. 150.000€ podrían haberse destinado quizá a otras causas que de igual manera hubieran promovido esa cohesión entre sociedad cristiana y musulmana. Por ejemplo, gastarse los 150.000€ en crear una comisión que promueva que se acelere la acogida de refugiados sirios (la inmensa mayoría son musulmanes) en España. No todo tenía que ser blanco o negro.