Parece un tabú hablar de educación cívica. Es como si se dijera un taco. Y no. El Ayuntamiento no tiene que ir detrás de todos y cada uno de los ciudadanos irresponsables que campan en nuestra ciudad. “De Madrid al cielo, no al suelo” reza el cartel. Las medidas adoptadas por Carmena pasan por la educación de los niños y por la concienciación de los adultos. Medios y redes sociales bromearon sobre los ceniceros portátiles. Me gustaría ver su cara si directamente la Alcaldesa hubiera adoptado la drástica medida de París que pasa por multar con 68€ al simpático que tira una colilla al suelo.
Todos somos testigos de pequeños actos incívicos día a día. El vecino que deja una bolsa fuera del cubo, el adolescente que deja una lata vacía en el parque, el niño que no tira el envoltorio de la merienda a la papelera o la señorita que arroja el pitillo… son detalles que contribuyen a un Madrid más sucio y decadente. ¿Queremos de verdad dar una imagen de guarros maleducados?
La campaña de sensibilización de Manuela Carmena pasa por la creación de talleres educativos para niños en 93 centros de la capital y además las Juntas Municipales concienciarán a los adultos. Cada día se recogen del suelo más de 500.000 filtros de cigarrillos, aunque parezcan algodón, son plástico, plomo y arsénico entre otro. Medio millón de filtros que podían ir a parar a cualquiera de las 64.000 papeleras con cenicero que están disponibles en la ciudad. Además, se han fabricado 38.000 ceniceros portátiles para evitar la típica excusa de “no encontré una papelera”.
Muchos se lo han tomado a risa. “Fíjate, la última chorrada de la abuela” han dicho en redes sociales e incluso en medios de comunicación muchos irrespetuosos. Los datos no mienten: la primera semana se registraron 1.271 avisos alertando de la presencia de desperdicios en calzadas y aceras, mientras que en la segunda semana de febrero la cifra fue de 741. Parece que al final sí que va a ser más fácil cooperar que poner multas.