Nos entristece que la batalla política se convierta en chabacanería. El insulto, la amenaza y las marrullerías no solo deben estar fuera de un parlamento, sino de cualquier ámbito social. Somos comedidos al calificar como bronco el pleno que tuvo lugar este jueves en la Asamblea de Madrid, en el que el diputado del PP Jesús Fermosel llegó a espetar a un ‘colega’ de Podemos «si tiene cojones, que lo diga en la calle”.
No. Eso no es debatir. Así no se representa a los madrileños. Y no se les representa acusando sin pruebas y calumniando valiéndose de la inmunidad parlamentaria. Podemos acudió a la cámara con escudos humanos, 25 familiares de internos en unas residencias en las que según el diputado de la formación de Pablo Iglesias, Raúl Camargo, han ocurrido distintos incidentes de los que ha acusado al consejero de Asuntos Sociales Carlos Izquierdo. Izquierdo le tachó de “miserable”. Y los escudos humanos invitados por Podemos comenzaron a gritar e insultar a los populares. Y la presidenta Paloma Adrados ordenó que les expulsasen. Fueron expulsados y los diputados de Podemos, excepto Camargo abandonaron el hemiciclo. Camargo pidió y Izquierdo que retirara el calificativo de “miserable”, Izquierdo lo retiró y tras la tempestad llegó la tensa calma.
Un espectáculo nada edificante. Podemos saca de quicio al PP y el PP entra al trapo. Y no hemos llegado ni al primer año de la nueva legislatura…