La eterna ciudad del amor, París. Uno de los parajes más visitados del mundo, lleno de arte y edificios impresionantes que gracias al cine cuesta poco trabajo reconocer. Madrid es Noticia le ofrece un itinerario de cuatro días de duración.

DÍA 1

La forma más rápida de ir a París es en avión -no la más romántica, que es el tren-. Saliendo desde Barajas tres son los aeropuertos de llegada.

París Beauvais

Hay cuatro maneras de ir a París desde este aeropuerto. Una de ellas es el autobús. Recomendamos reservar el billete con antelación para asegurarse la plaza. El precio es de 16 euros por trayecto, que se hace en aproximadamente en una hora y quince minutos (Porte Maillot, en la zona centro).

Una segunda opción, aunque más incómoda, es el tren, ya que es necesario coger un autobús para acceder a la estación de ferrocarril. Las últimas opciones son similares: taxi o coche de alquiler. Son las más cómodas pero tienen el inconveniente del mayor coste.

Charles Degaulle

La empresa Shuttle ofrece la posibilidad de alquilar un coche con capacidad para seis personas, teniendo que para cada una especie de billete con un precio de 18’75 euros. La empresa Air France ofrece también autobuses para este traslado, y también se encuentran las líneas de transporte público.

Además, hay servicio un permanente de taxis en la zona, además de la posibilidad de alquilar un coche privado.

París Orly

En este caso, se aplican las mismas formas de traslado que en el aeropuerto Charles Degaulle. La empresa Shuttle también ofrece su servicio de alquiler en grupo de un coche, además de las compañías de autobuses tanto públicas como privadas, el servicio de taxis y el alquiler de un vehículo.

Este primer día está dedicado a hacerse una idea de las maravillas que ofrece esta capital europea, se dará un paseo por zonas agradables y se visitará el Museo Louvre, algo que no tiene pérdida.

Este museo fue inaugurado a finales del siglo XVIII, siendo el más importante de Francia y el que más visitas recibe en todo el mundo, alrededor de ocho millones de personas acuden a él cada año, lo que implica que en muchas ocasiones no se pueda disfrutar de las obras o contemplarlas tranquilamente.

En el Louvre se encuentran pinturas tan famosas como la Gioconda de Leonardo da Vinci, La Libertad Guiando al Pueblo de Delacroix o Las Bodas de Caná de Veronés. En lo referido a escultura, las obras más sobresalientes son la Venus de Milo perteneciente a la Antigua Grecia, el Escriba sentado del Antiguo Egipto y la Victoria Alada de Samotracia del periodo Helenístico también de la cultura clásica
griega. 

El museo abre los lunes, jueves sábados y domingos de 9:00 a 18:00 horas; los miércoles y viernes de 9:00 a 22:00 horas; los martes permanece cerrado.

La Basílica del Sagrado Corazón, -Sacré Coeur en francés- es uno de los lugares más fascinantes de la capital francesa. Se encuentra en la cima de Montmarte, una colina de 130 metros de altura que ofrece unas impresionantes vistas de la ciudad de París. Puede subirse andando o en el Funicular Montmartre, que tiene un acceso muy cerca de la boca de metro de Anvers. Está zona está plagada de bares y restaurantes donde comer algo, antes de seguir visitando el resto de zonas de esta espectacular ciudad.

Viaje en barco por el Sena. Una vez a bordo de uno de los famosos Bateaux Mouches, puede disfrutarse de un recorrido por el no menos conocido río parisino, contemplando sus maravillosas vistas y monumentos.

El trayecto se puede hacer con un guía que contará anécdotas o leyendas en francés o inglés. Para los que no dominen tanto estas lenguas, tienen la opción de coger unos cascos y seleccionar su idioma. Algunas compañías ofrecen la posibilidad de comer o cenar a bordo del barco, para disfrutar de una comida de lo más agradable a la vez que se navega por el Sena.

La Torre Eiffel es el referente de la capital de Francia y el destino turístico internacional por excelencia, con más de siete millones de visitantes al año. Ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad, pudiendo acceder a lo más alto de la torre, tanto andando como en ascensor. Conviene adquirir la entrada con
antelación, ya que se forman colas kilométricas de turistas.

DÍA 2

En esta segunda jornada, se visitarán los lugares a los que no se pudo ir en la primera, que siguen siendo ya conocidos como por ejemplo el Arco del Triunfo.

El Arco del Triunfo es el segundo monumento en importancia después de la Torre Eiffel. Ofrece también unas vistas impresionantes desde su parte superior. Desde allí pueden contemplarse la magnificencia de los Campos Elíseos y el Barrio de la Defensa.

Es importante acceder al Arco del Triunfo a través de los pasos subterráneos que tienen las diferentes avenidas, en lugar de cruzar la rotonda. Es de las más peligrosas del mundo, tanto para peatones como para los coches.

La catedral de Nôtre Dame, de estilo gótico, está situada cerca del Barrio Latino. Es interesante mencionar a Víctor Hugo, cuyo centenario de su muerte acaba de cumplirse. Este autor escribió la novela Notre Dame de París y se utilizó este edificio para narrar la historia de amor entre el jorobado Quasimodo y la hermosa gitana Esmeralda.

El Museo de Orsay está dedicado a las obras de arte pertenecientes al siglo XIX, en particular al periodo que abarca desde 1848 a 1914. Se encuentra en el antiguo edificio de la estación ferroviaria de Orsay, y acoge las obras más representativas pertenecientes al impresionismo como el Almuerzo sobre la hierba y la Olympia de Édouard Manet o la estatua La pequeña bailarina de catorce años de Degas, el Baile en el Moulin de la Galette de Renoir…

El museo abre los martes, miércoles, viernes sábados y domingos de 9:30 a 18:00 horas; los jueves está abierto hasta las 21:45 y los lunes permanece cerrado.

El famoso cabaret Moulin Rouge fue construido en 1889 por el arquitecto español Josep Oller, al que también le pertenecía el teatro Olympia. Se encuentra en el barrio rojo de Pigalle, en el boulevard de Clichy a los pies de Montmartre.

DÍA 3

La tercera jornada se recomienda pasarla un tanto alejados de la gran ciudad, y es que a 80 kilómetros de París se encuentra Versalles. Visita obligada.

El Palacio de Versalles fue declarado Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO hace más de treinta años, y es uno de los más famosos del mundo debido a su impresionante arquitectura y a sus infinitos y cuidados jardines, donde se han desarrollado importantes acontecimientos históricos.

Los turistas tienen la oportunidad de adentrarse en la gran cantidad de habitaciones del Palacio, entre las que llaman la atención la enorme capilla y los Grandes Aposentos del Rey y la Reina. También es muy conocida la Galería de los Espejos, de 73 metros de longitud y que posee 375 espejos. Allí fue donde se firmaron en 1919, los acuerdos que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial. 

Además de la zona interior, es bonito pasear por los jardines de Versalles, que tienen una extensión de más de 800 hectáreas donde pueden encontrarse todo tipo de plantas y árboles, además de la gran cantidad de estatuas de mármol, estanques y fuentes.

Es complicado recorrer toda la zona caminando, por lo que hay habilitado un servicio de alquiler de bicicletas o coches eléctricos, además de un tren turístico del lugar.

DÍA 4

En la cuarta y última jornada en el país vecino recomendamos, sobre todo, dar un nuevo paseo por lo ya conocido. Pero con algún valor añadido, como Pompidoula Ópera de París y Sainte Chapel.

El edificio Pompidou tiene una biblioteca pública y el Museo Nacional de Arte Moderno, dedicado a las obras pertenecientes a la época posterior a 1905, ya que las etapas artísticas anteriores se encuentran representados en los museos del Louvre y Orsay. 

Llama la atención la arquitectura del edificio, que provocó mucha polémica durante su construcción en la década de los años 70, y es que para poder dejar más espacio para las obras expuestas, el edificio muestra todas las tuberías, columnas, etc, que forman parte del mismo. Allí se encuentran obras de artistas como Pablo Picasso o Andy Warhol, al igual que una serie de artistas no tan conocidos pero de mucho talento.

La Ópera de París se encuentra en el interior del Palacio Garnier y es un impresionante edificio perteneciente al neobarroco, que, junto a la Ópera de la Bastilla forma la Ópera Nacional de París. Este edificio sirvió de inspiración para la famosa obra El Fantasma de la Ópera.

Los turistas tienen la posibilidad de adentrarse en el Palacio Garnier, donde puede verse el lujo del que disfrutaban las personas acomodadas que acudían al espectáculo. Llaman la atención los foyer, que son los vestíbulos donde los espectadores mataban el tiempo entre acto y acto, estos están decorados con oro, pues los arquitectos no tuvieron reparos en diseñar espacios de lo más majestuoso.

Sainte Chapel es una capilla de estilo gótico cuya construcción abarcó desde el año 1242 hasta el 1248. Su finalidad era dar cobijo a las reliquias de la Pasión de Cristo, que estaban conformadas por la Corona de Espinas y un trozo de la Sata Cruz. Este edificio se encuentra ubicado en la Île de la Cité.

Además de los espectaculares rasgos propios del arte gótico, lo que más llama la atención de los visitantes que entran en ella, es la gran cantidad de vidrieras que posee, por lo que al haber pocos muros, le da una gran sensación de ligereza y luminosidad.