Ya es oficial: Iker Casillas se marcha al Oporto. Alegría para unos, tristeza para otros. Yo me sumo a esa tristeza por no volver a verle sobre el césped de Chamartín. Toda una vida dedicada al club de sus amores, al que ha defendido hasta la muerte.
Lo ha ganado todo, le pese a quien le pese. Es de los pocos jugadores de la historia del fútbol que han ganado todos los títulos que podía conseguir. Se va del Real Madrid con un palmarés envidiable: 5 Ligas, 2 Copas del Rey, 3 Champions, 1 Mundial de Clubes, 2 Intercontinentales, 2 Supercopas de Europa y 4 Supercopas de España. No hay que olvidarse que ha sido uno de los grandes artífices de las dos últimas Eurocopas y el Mundial conseguidos con la selección.
Además ha conseguido varios reconocimientos individuales como haber sido reconocido en 5 ocasiones como mejor portero del mundo, un Guante de Oro al mejor portero del Mundial, un Trofeo Zamora y ha sido incluido en 5 ocasiones en el once Mundial de la FIFA.
Por desgracia, no se va con el cariño de todo el madridismo. Aquellos que coreaban tu nombre, un día se volvieron en tu contra bajo la sombra de un tal José. Ese que pedía el Balón de Oro para él, luego le desterró al banquillo. A partir de ahí empezó su calvario y los habituales pitos en casa, posiblemente una de las causas de su marcha.
Mirado con lupa en cada balón, han sido 3 años difíciles para Casillas pero que ha sabido aguantar con entereza y elegancia, y sobre todo ganando títulos. La falta de memoria de la gente está haciendo que su salida no vaya a ser como se merezca. Seguramente, tras alzar al Décima debería haber abandonado las filas del Real Madrid, y poder así, haber salido por la puerta grande. Pero su decisión fue seguir adelante, valiente, por una parte, pero poco acertada por otra.
Aquellos que se hacen llamar «madridistas», sinceramente, no entiendo cómo pueden defender no respetar a un símbolo del club como es Casillas. Ya no digo aplaudirle y vitorearle, pero eso de pitarle e insultarle es faltar al respeto a una persona que lleva toda su vida predicando madridismo allá por donde va. Quizás con el paso de los años, y de porteros, se pueda llegar a valorar lo que ha hecho este futbolista.
Hay que agradecerle su dedicación y profesionalidad y por tantos buenos momentos que ha regalado bajo palos y sobre todo la importancia de muchas de sus intervenciones, que han valido títulos muy importantes tanto para el madridismo como para la selección.
¡Suerte capitán!