El consumo habitual de yogur no mejora la salud, según ha mostrado un estudio liderado por expertos de la Universidad Autónoma de Madrid tras analizar la relación entre el consumo de yogur y el cambio en la puntuación obtenida en el test SF-12, en un periodo de 3,5 años y en una muestra de 4.445 personas de la población española mayor de 18 años.
Los resultados, publicados en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics y recogidos por la plataforma Sinc, fueron también nulos cuando se analizó esta asociación en personas sin enfermedades diagnosticadas, que nunca habían fumado y que seguían más la dieta mediterránea.
Así, según ha explicado la primera autora de la investigación, Esther López-García, se comprobó que, en comparación con los que no consumían yogur, las personas que lo hacían de forma habitual no tenían una mejor puntuación en el componente físico de la calidad de vida y, aunque se apreció una pequeña mejora en el componente mental, no fue estadísticamente significativa.
En la actualidad, las declaraciones de propiedades saludables en los alimentos deben evaluarse científicamente de acuerdo con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Además, el departamento de Agricultura de Estados Unidos revisa dichas declaraciones propuestas por la industria alimentaria, para permitir o rechazar el uso de esas afirmaciones con fines comerciales.
PARTE DE UNA DIETA SALUDABLE
Además, las principales directrices dietéticas en España y otros países apoyan el consumo de productos lácteos como parte de una dieta saludable. «Esto es así porque la mayoría de los estudios se han centrado en el efecto en conjunto, pero sería interesante evaluar la asociación independiente entre cada tipo de producto y los indicadores globales de salud», ha apuntado la investigadora.
Hasta el momento, varias investigaciones sugerían que el consumo de yogur podría influir, directa o indirectamente, en la calidad de vida relacionada con la salud, aunque, según los investigadores, uno de los motivos podría estar detrás de su riqueza en calcio, que protege los huesos, por lo que podría ser bueno para combatir las enfermedades osteomusculares.
De forma más específica, su ingesta se ha asociado con un menor aumento de peso, una presión arterial más baja y menor tasa de enfermedades cardiovasculares.