La recién concluida 83ª edición de la Feria del Libro de Madrid, a pesar de haber enfrentado cierres temporales en dos ocasiones debido a la alerta naranja emitida por AEMET, ha dejado unos excelentes números, como el volumen de negocio superior a los 10.800.000 euros o la venta de más de 585.000 ejemplares de aproximadamente 245.000 títulos diferentes, tal y como ha revelado la dirección del evento
No en vano, en esta edición de 2024, se llevaron a cabo más de 7.000 sesiones de firmas con la participación de aproximadamente 4.600, que fueron uno de los motivos de atracción de las 1.061.000 personas que asistieron a la feria entre el 31 de mayo y el 16 de junio. Es importante mencionar que este conteo no incluyó a menores de 18 años.
Como es habitual, los días de mayor concurrencia fueron los fines de semana, con los días 2 y 15 de junio destacándose en términos de afluencia. La mayoría de los visitantes fueron residentes de Madrid, aunque también acudieron personas de otras localidades cercanas, principalmente del sur de la región, como Leganés, Getafe, Fuenlabrada, Móstoles y Alcorcón.
A nivel nacional, después de Madrid, Cataluña y Castilla-La Mancha fueron las comunidades autónomas con mayor representación, especialmente de Barcelona y Toledo. Además, un 15% de los visitantes provinieron del extranjero, principalmente de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, coincidiendo con los días de inicio y clausura de la feria.
Desde una perspectiva demográfica, la feria mantuvo un patrón constante: casi el 50% de los visitantes tenía más de 40 años. La distribución de género fue equilibrada y más del 70% de los visitantes pertenecían a niveles de renta altos o medio altos.
También contribuyó a este éxito lo atractivo de la agenda cultural de la Feria del Libro, que se había anticipado en redes sociales antes de su presentación oficial el 8 de mayo. En total, 19.900 personas asistieron a los 350 eventos programados, incluyendo actividades para todas las edades. Además de los pabellones tradicionales, se sumaron nuevos espacios como el Teatro Casa de Vacas y el Espacio Bertelsmann, los cuales completaron aforo en casi todas las actividades. Las actuaciones teatrales y musicales al aire libre también atrajeron a una gran cantidad de público, especialmente la noche del 7 de junio, cuando las casetas cerraron a las 23:30.
Preferencias literarias
En cuanto a las preferencias de los lectores, la novela juvenil dominó las ventas, especialmente las ediciones especiales en tapa dura con la tripa coloreada, muchas de ellas con precios por debajo de los 20 euros. Este género atrajo a numerosos grupos de jóvenes que habitualmente compran libros en línea pero que esperan la feria para disfrutar la experiencia de compra conjunta y aprovechar el descuento del 10%.
Autores consagrados como Rosa Montero, Luis Landero, Fernando Aramburu, Javier Castillo, Lorenzo Silva y Juan Gómez-Jurado firmaron libros durante horas, reafirmando su popularidad. Además, los ensayos sobre naturaleza, la novela gráfica con valores reflexivos o sociales, y algunos títulos de narrativa asiática y divulgación también fueron muy demandados. Las editoriales independientes de poesía, representadas por autores como Mario Obrero y Raquel Lanseros, coexistieron con los nombres más comerciales.
La Feria del Libro de Madrid no solo es una experiencia enriquecedora para los visitantes, sino también para los expositores. Para las librerías, la feria funciona como un termómetro para evaluar la demanda y actualizar sus inventarios. Ocupando una caseta en El Retiro, los expositores tienen la oportunidad de acercarse a un público más amplio, entender sus preferencias y confirmar la efectividad de sus selecciones de títulos. Además, la feria permite a los libreros reencontrarse con sus clientes habituales y ofrecerles recomendaciones mientras ahorran algo de dinero.
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